Afganistán vivió el regreso de los talibanes al poder 20 años después. Fueron el foco de actualidad ante las escalofriantes imágenes de gente en el aeropuerto de Kabul jugándose la vida para huir del país subidos a los aviones o entregando a sus bebés para que se los llevaran.
Pero el foco ya está en Kabul y el acoso a la libertad no frena. La música es uno de sus caballos de batalla recurrentes, como ha quedado demostrado ahora una vez más.
Las redes sociales se han hecho eco de una nueva humillación pública de los talibanes por motivos musicales. Varios periodistas han compartido un vídeo en el que se ve cómo el instrumento de un músico local se convierte en pasto de las llamas en plena calle del distrito de Zazai Arub, situado en la provincia de Paktiyá.
En las imágenes aparece un grupo considerable de personas rodeando la fogata mientras los talibanes responsables de la quema aleccionan a los músicos que se han quedado sin su medio de trabajo. Los sollozos de los damnificados durante la perorata son más que patentes en todo momento.
No es el primer atentado contra la música que perpetran los talibanes en su regreso al poder. En octubre, al menos dos personas murieron y otras nueve resultaron heridas en el este de Afganistán después de que combatientes talibanes abriesen fuego contra los invitados de una boda por reproducir música. Tampoco hay pasar por alto que hace casi un mes se prohibió la reproducción de música en los automóviles.
Los talibanes llegaron a prohibir la música cuando gobernaron el país entre 1996 y 2001, ya que la gran mayoría de ellos consideran que está proscrita por el islam.