Los talibanes vuelven a imponer su estricto código de buena conducta. El mismo que instauraron hace 20 años. Es obligatorio que las mujeres vistan burka y vayan tapadas hasta los pies, mientras los hombres adultos deben llevar barba. Los castigos son severos para los que no lo sigan.
Entre las medidas que el Gobierno talibán trae para los afganos es la desaparición de internet y está prohibido escuchar música. Todo, entre duros castigos, como en los viejos tiempos. Estos mandamientos para absolutamente todo el mundo ya estuvieron vigentes en el Afganistán de finales del siglo XX y ahora van a repetir sus mandamientos, aunque delante de las cámaras prometan lo contrario.
Para empezar, uniformización en el aspecto exterior: burka para ellas, cabeza cubierta y barba larga sin recortar para ellos. Cinco rezos al día y prohibición de ser ateo. Queda cancelada toda festividad, manifestación artística o cultural que no sea estrictamente musulmanas. Los talibanes no bromean: volaron en su día las imágenes gigantes de los Budas de Bamiyán y ahora también van a dinamitar todo lo que signifique libertad.
Serán identificados los homosexuales y las personas que no sean musulmanas, igual que hicieron los nazis con los otros, los distintos. No se puede escuchar música y divertirse será pecado; algo tan infantil e inofensivo como volar una cometa también estará prohibido. Los talibanes han vuelto en Afganistán.