Los 27 miembros de la Unión Europea han aprobado la pasada madrugada un segundo paquete de sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania, después de haber aplicado un primer bloque de sanciones junto a Estados Unidos. Estas medidas pretenden golpear la economía rusa con restricciones al sector financiero y energético, el transporte, las exportaciones y los visados. No obstante, en la reunión se descartó lo que se conoce como pulsar el 'botón nuclear': desconectar a Rusia del sistema de transferencias electrónicas SWIFT.
La Society for World Interbank Financial Telecommunication (SWIFT) se fundó en el año 1973 y tiene sede en Bélgica. Se trata de un sistema de mensajería interbancario que utilizan miles de entidades de cualquier ámbito, tanto financieras como no financieras, para el envío de mensajes sobre pagos realizados de forma segura. El sistema conecta a multitud de entidades financieras de todo el mundo.
Los 27 han descartado por ahora desconectar a Rusia de este sistema para cortar sus vías de financiación, no obstante, las informaciones apuntan a que esta opción podría ejecutarse en un tercer paquete de sanciones, al igual que las sanciones específicas contra Vladímir Putin (se ha sancionado a oligarcas y miembros de su gobierno, pero no a él).
Por ahora, el segundo paquete de sanciones de la UE por la invasión militar de Ucrania incluye sanciones financieras que cortan el acceso de Rusia a los mercados de capitales más importantes. "Ahora estamos señalando al 70% del sistema bancario ruso, pero también a las empresas participadas por el Estado, incluidas aquellas del campo de la defensa", señaló al respecto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Numerosos países habían pedido activar ya esta opción, como algunos países de Europa del Este. Sin embargo, las reservas de Alemania, Italia y Francia han hecho que tenga éxito el enfoque de sanciones gradual. Y es que no es la primera vez que a las cancillerías europeas les tiembla el puso para ejecutar esta medida:
En 2014 ya se barajó activar esta opción tras la anexión de la península de Crimea a Rusia, y acabó siendo descartada. Alertados por este hecho, Rusia intentó poner en marcha un sistema nacional que, no obstante, dista mucho del sistema SWIFT. El único país sancionado con esta opción fue Irán, por su programa de enriquecimiento de uranio.
Rusia reconoció en el pasado que esta medida podría conllevar una contracción de su economía del 5%. El problema reside en que los países europeos también asumirían riesgos, ya que el sistema SWIFT es el utilizado para pagar las transacciones de gas y petróleo -del que dependen en gran medida muchas capitales europeas-.
El canciller alemán, Olaf Scholz, destacó a su llegada anoche a la cumbre europea que la mejor opción era "reservar" la baza del sistema SWIFT, sin explicar exactamente qué puede conllevar su aplicación contra Rusia. La respuesta europea ha levantado la preocupación de Ucrania: el presidente Volodímir Zelenski pidió activar la opción y aplicar más sanciones energéticas, pero se mostró decepcionado tras la decisión.