El Senado de Francia rechaza el plan del Gobierno de Emmanuel Macron para la desescalada del confinamiento decretado en el marco de la crisis del coronavirus. En total, con 89 votos en contra, 174 abstenciones y 81 votos a favor, la Cámara Alta se ha pronunciado de forma simbólica, y por tanto no vinculante, negando el apoyo a las pretensiones del Ejecutivo.
La debilidad del partido gubernamental, La República en Marcha (LREM), en el Senado, donde solo tiene 23 escaños, ha quedado palpable con este resultado en el que la oposición ha recordado a Macron que ya no pueden “seguir creyendo” en su palabra porque “ha caído en muchas contradicciones”, tal como ha manifestado el del líder del partido conservador Los Republicanos, Bruno Retailleau.
Este lunes, el presidente francés se ha pronunciado recalcando que la flexibilización de las medidas ha de llevarse a cabo con organización, tranquilidad, “pragmatismo y buena voluntad” en el marco de un momento crítico.
"Este momento requiere rigor y paciencia. También suerte, y espero que la tengamos", ha dicho, por su parte, el primer ministro, Edouard Philippe, quien ha rercalcado a los senadores que el confinamiento ha dado resultado pero debe levantarse porque su impacto y coste social, humano y económico “es colosal”.
En este sentido, ha apuntado que “el éxito de la desescalada” se basa en la “capacidad para hacer test y aislar a las personas enfermas de COVID-19", para lo cual se han marcado el objetivo de realizar 700.000 test por semana a partir del 11 de mayo, fecha para la desescalada.
Más tiempo tendrán que esperar los bares, restaurantes, cines y teatros, cuya situación, a diferencia de los pqueños comercios, se evaluará a finales de este mes. Además, por lo que respecta a los actos con más de 5.000 personas, seguirán prohibidos hasta finales de agosto.
Dentro de las medidas dispuestas para la desescalada una de las más controvertidas es la relativa a la vuelta a las aulas, fijada también para el 11 de mayo. El retorno, anunciado por el ministro de Educación y el primer ministro, se abordará de forma gradual, empezando primero por los alumnos con menos edad.
La decisión, han esgrimido, se debe a que entienden que el confinamiento podría ser una “bomba de relojería” por las consecuencias que ello tendría sobre la escolarización de los niños.
"Es una catástrofe para los niños y los adolescentes más vulnerables", han defendido, enfatizando que muchos de ellos no tienen acceso a internet o a una alimentación adecuada y "carecen de espacio para ellos mismos". Especialmente estos últimos, recalcan, "deben poder regresar a la escuela". El Gobierno lo considera prioritario, siempre dentro de las directrices sanitarias para evitar la propagación del COVID-19, y por eso en ese regreso no deberá haber más de 15 alumnos por aula. Además, esa vuelta se hará no solo de forma escalonada sino también voluntaria.
Más allá, el Ejecutivo galo ha anunciado que darán una ayuda de 200 euros a 800.000 jóvenes menores de 25 años para ayudarles a enfrentar la crisis económica provocada por el coronavirus. "Debido al confinamiento, los restaurantes universitarios han cerrado, muchos jóvenes han perdido los empleos que necesitan para alimentarse y pagar su alojamiento, algunos jóvenes se han encontrado en una situación dramática", explican.
En total, el país registra hasta el momento más de 131.000 casos de coronavirus y los muertos en esta pandemia por COVID-19 rondan ya los 25.000.