Sarah Sands decidió tomarse la justicia por su mano, porque a pesar de sus denuncias, el pedófilo no fue detenido. La mujer, que acaba de salir de prisión tras cumplir condena por el homicidio de Michael Pleasted, de 77 años, ha contado que su vecino bondadoso abusó de su hijo de 12 años y de otros menores del barrio.
Al descubrir a su hijo arrancándose el pelo, temblando y llorando, Sarah Sands se bebió dos botellas de vino y con un cuchillo fue a impedir que el pedófilo, sobre el que pesaban 24 condenas por delitos sexuales contra menores, volviera a hacer daño a nadie. Le propinó a Pleasted ocho puñaladas.
"Me bebí dos botellas de vino, volví a mi antiguo piso y me arrodillé en el suelo, sosteniendo una foto de los niños, gritando. No había podido llorar antes, Bradley siempre estaba cerca", contó a The Sun. "La culpa que sentía por no haberlo protegido me abrumaba. Fue entonces cuando cogí el cuchillo y fui a casa de Mick".
La intención de Sarah Sands no era matarlo, sino forzarlo a declarar y que confesara lo que había hecho. "Recuerdo que cogí un cuchillo y fui a casa de Mick. Quería convencerlo de que se declarara culpable, para que Bradley no tuviera que declarar", dijo . Pleasted le abrió la puerta y solo sonrió. "Le pinché en la frente con el cuchillo y me agarró. No podía permitir que hubiera más dañados, alguien tenía que proteger a las personas", aseguró la mujer, tras afirmar que sus denuncias previas ante las autoridades fueron inútiles.
Sarah Sands "no tenía ni idea de quién era realmente" Michael Pleasted, porque este "había mentido y cambiado su nombre para poder atacar a los niños". En 2014 este le ofreció a su hijo, que entonces tenía 12 años, un trabajo en una tienda, cosa que a ella le pareció una buena idea para que el joven ganara algo de dinero. "Mick era un modelo a seguir. Nos llevaba a comer y charlábamos. No tenía motivos para no confiar en él. Pensaba que Bradley estaba a salvo".
Poco después el chico perdió interés por el trabajo la mujer se enteró de que su vecino había sido acusado de abusar de dos niños. "Conocía a los chicos. No dudé de una palabra de lo que decían, pero ni siquiera en ese momento pensó que a su hijo le había pasado lo mismo. No fue hasta que lo encontró llorando, temblando y arrancandose los pelos que se dio cuenta de lo ocurrido.
Poco después su hijo le confesó que había sido abusado. "No paraba de decir: 'Tendría que habértelo dicho antes, eso podría haber evitado que se llevara a esos chicos más jóvenes'", afirmó Sands. "Lo atacó en la tienda y en su casa. Me sentí mal y con el corazón roto".
La mujer siempre ha asegurado que perdió el control para cometer un acto del que asegura que no se "enorgullece". Sin embargo, está tranquila, porque "al menos sé que él ya no le puede hacer daño a nadie. No soy una mala persona, aunque sé que hice algo malo. Nunca lo he negado y he sufrido el castigo", declaró, argumentando que no se ve como una asesina pero no se arrepiente de lo que hizo.