La guerra en Ucrania deja otra imagen desoladora de los bombardeos que no habíamos visto hasta ahora. En Járkov, donde Rusia no ha dejado de bombardear poblaciones civiles, los misiles han arrasado una explotación ganadera. Las vacas que han sobrevivido pastan desorientadas.
Los animales esquivan los restos de las instalaciones, ya totalmente devastadas, junto a un camión cisterna lechero completamente destrozado.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha advertido este miércoles que las fuerzas armadas rusas han utilizado bombas de racimo en zonas pobladas al menos 24 veces y que se está llevando a cabo una investigación para determinar si las fuerzas ucranianas también han utilizado este tipo de armas.
"El uso persistente de armas explosivas con efectos de área amplia en zonas pobladas es motivo de gran preocupación. Estas armas incluyen misiles, proyectiles y cohetes de artillería pesada y ataques aéreos, que causan destrucción masiva y daños a bienes civiles", ha afirmado.
Además, Bachelet ha recordado que la misión de Derechos Humanos de la ONU en Ucrania ha contabilizado ya 1.189 muertes de hombres, mujeres y niños civiles y al menos 1.901 heridos desde que comenzó la invasión el pasado 24 de febrero.
"Hasta la fecha, hemos verificado 77 incidentes en los que las instalaciones médicas han resultado dañadas en diversos grados, incluidos 50 hospitales, siete instalaciones psiconeurológicas y otras 20 instalaciones médicas. En total, 55 establecimientos médicos resultaron dañados, diez destruidos y dos saqueados", ha detallado.
Durante la sesión del Consejo de Derechos Humanos, también ha recordado que "los ataques indiscriminados están prohibidos por el Derecho Humanitario", por lo que "pueden constituir crímenes de guerra".