Las autoridades checas han abierto este sábado el primer campo de refugiados con tiendas de campaña para desplazados ucranianos tras agotar los espacios destinados a la acogida y ante la falta de indicios de que la salida de civiles de Ucrania vaya a cesar, a pesar de que fuerzas rusas se hayan replegado en Járkov.
El campo está en el barrio de Troja de la capital checa, Praga, y tiene capacidad para 150 personas. El objetivo es aliviar la saturación de la principal estación de tren de la ciudad.
Las organizaciones humanitarias llevan días denunciando las malas condiciones en las que tienen que dormir los refugiados en los pasillos de la estación y la ausencia de alternativas a estas instalaciones.
En el lugar se han instalado gitanos ucranianos y se han difundido fotografías de niños que tienen que dormir en el suelo, sobre periódicos.
El alcalde de Praga, Zdenek Hrib, ha dado un ultimátum al Gobierno y ha amenazado con cerrar los centros de recepción de refugiados a menos que se presente antes del martes un plan para el reparto de los refugiados por todo el país.
El número de ucranianos de Praga cuadriplica la cifra de otras regiones del país. En total, República Checa acoge a más de 341.000 refugiados, la mayoría mujeres y niños.