La crisis migratoria en la frontera de España y Marruecos no tiene precedentes y puede marcar un antes y un después en las relaciones diplomáticas entre ambos países. Marruecos llevaba semanas gestando su represalia contra el Gobierno de Sánchez por haber prestado atención médica al jefe del Frente Polisario en un hospital de La Rioja. Una acogida que la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, ha defendido este miércoles.
La frontera entre España y Marruecos en Ceuta vuelve a estar sellada tras la crisis migratoria de este martes en la zona del Tarajal. Parece que la situación recobra cierta normalidad, pero los expertos creen que esta situación se podría repetir. Desde el pasado lunes, más de 8.000 personas han cruzado la frontera entre ambos países.
Las desavenencias y discrepancias políticas entre ambos países han levantado controversia en el panorama internacional y europeo. Ante este conflicto, dos expertos en política exterior, el profesor Rafael Calduch, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, y Juan Tovar, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Burgos, analizan en Informativos Telecinco las claves de los hechos.
El ingreso por coronavirus del líder del Frente Comisario en un hospital de Logroño ha generado una de las mayores crisis diplomáticas con Marruecos. Para Calduch y Tovar, España debía haber previsto y planificado la reacción del Gobierno marroquí tras atender por razones humanitarias a Brahim Ghali, considerado el líder del movimiento que lucha por la autodeterminación del Sáhara Occidental, y haber preparado un plan de contingencia.
"Es obvio que España y, especialmente, el ministerio de Asuntos Exteriores, al igual que la ministra, han gestionado muy mal la decisión de atender a Ghali. Tenía que haber informado de la decisión que se tomaba y haber previsto un plan de contingencia que incluyese tanto medidas diplomáticas como medidas de sanción en el supuesto de que Marruecos decidiese, como ha hecho, escalar hacia una situación de conflicto. No se ha hecho y el resultado es lo que tenemos", explica Rafael Calduch.
En la misma línea apunta el profesor Juan Tovar, quien destaca que no habría que trasladar al jefe del Frente Polisario a otro país, a pesar de la crispación que pueda surgir. "Creo que hacer eso sería dar una imagen de debilidad de España que no se podría permitir. No debería ser la solución. No sería aceptable hacer salir a esta persona después de una actitud de presión tan poco amistosa como ha tenido Marruecos. Eso invitaría a que se produjeran situaciones similares de cara al futuro. El Gobierno español debe estar preparado para todas las reacciones", señala el docente de la Universidad de Burgos.
Según los expertos en Relaciones Internacionales, España y Marruecos nunca han mantenido relaciones fáciles. "Es obvio que hay que mejorar las relaciones diplomáticas con Marruecos, pero eso es una cuestión que no depende solo de España, sino también de la voluntad del país africano. Parece que, al menos en el último año y medio, tiene una deriva claramente conflictiva. Primero reclamando las aguas del Sáhara Occidental, después gestionando mal la frontera con Ceuta y Melilla durante la pandemia y actualmente con la crisis que estamos viendo", destaca Calduch.
En estas situaciones, según explican los especialistas, España tiene que responder con medidas coercitivas, pero también sin negar nunca la cooperación, porque, al fin y al cabo, ambos países se necesitan mutuamente como países vecinos.
Sin embargo, según explica el profesor Tovar, las cuestiones que han llevado a este conflicto no van a superarse simplemente con el cierre de esta crisis. "Esta crisis yo creo que no va a tardar demasiado tiempo en cerrarse, es puntual y coyuntural, pero no quiere decir que no vaya a poder repetirse en otras ocasiones. Esto es algo que de vez en cuando sucede de forma más bien cíclica sobre todo ahora que Marruecos parece estar siendo más asertivo en las cuestiones relacionadas con el Sáhara -ya reaccionó frente a Alemania-. Quizá se podría haber sido más sensible con las preocupaciones marroquíes", destaca el docente.
Marruecos tiene "serios problemas de estabilidad interior que se han agudizado tremendamente como consecuencia de la mala gestión que se ha hecho por parte del Gobierno de Marrueos de la pandemia", según explica el profesor Calduch.
Y la presión social que eso ha generado, el desgaste frente al avance del coronavirus, "está intentando liberarla, como siempre ha hecho su gobierno azuzando el enemigo exterior español, algo que ya hizo Hassan II ", destaca el docente.
También se ha comentado mucho lo que ha sido la "comparativa negativa respecto el caso de Turquía, a la que, por mantener refugiados en su territorio, se le ha prometido bastantes recursos", según el profesor Tovar. "Ahí Marruecos se ha podido sentir también discriminado, siendo además un país clave para el control de fronteras europeas", detalla el experto.
El Consejo de Ministros ha aprobado este martes la concesión de una inyección de 30 millones de euros para ayudar a Marruecos en su despliegue policial contra la inmigración irregular, una partida que ya se contemplaba en los Presupuestos y que ya se había previsto su aprobación la semana pasada, antes del estallido de la crisis migratoria. Es la última partida que se ha producido tras las aprobadas en 2019 y 2020 destinadas al mismo fin.
Según explica Calduch, "una cosa es que se aprueben los 30 millones y otra cosa es que se libere ese dinero a Marruecos". "Yo creo que no debería liberarse hasta que no se normalicen la relaciones en la frontera de Ceuta y Melilla y en general", detalla el profesor de la Complutense.
El profesor Tovar también cree que no sería la mejor solución para el caso. "Si provocas una crisis, en este caso inamistosa, y provocas conflicto en la frontera, y lo primero que se hace por parte de España es directamente liberar fondos, también podría ser un incentivo bastante negativo de cara a evitar futuras crisis como esta", explica el profesor de la Universidad de Burgos.
"España debería optar por otras vías, incorporar a Marruecos como un socio más relevante para el tema del control migratorio, desarrollar nuevos acuerdos económicos y comerciales, o mejorar los acuerdos existentes en relación con la Unión Europea. Pero liberar fondos después de una crisis como esta sería un incentivo para que se repita en los próximos años", añade Tovar.
Ambos expertos coinciden en que el próximo paso de España es establecer un proceso de negociación diplomática para restaurar la situación fronteriza a las condiciones previas a esta invasión. "Vamos a ver cómo reacciona Marruecos en los próximos días. Eso es lo que se debería hacer, otra cosa es que luego se haga", señala Calduch.
El Gobierno mantiene líneas abiertas con Marruecos y no descarta la mediación del Rey Felipe VI, quien mantiene importantes vínculos de amistad con Mohamed VI, fruto de la relación estrecha que ya tenían los padres de ambos.
"El rey Felipe VI tiene que mantener la mayor distancia posible de la monarquía marroquí. Porque, efectivamente, es la responsable última de lo que hace el Gobierno marroquí. Nos referimos a un régimen absolutista, en pleno siglo XXI, la monarquía marroquí está quedando, a nivel internacional, tal y como está tratando a sus ciudadanos en esta crisis, deslegitimada moralmente", destaca el profesor Calduch.
"La monarquía es un activo de la política exterior española que se puede utilizar en estos momentos de crisis. Ahora bien, que en este caso se vaya a utilizar o se vaya a solventar la crisis, probablemente vaya a haber un contacto. Las relaciones con este tipo de régimen político son un factor muy importante. Lo que sucede es que también conviene no abusar de este activo, hay que reservarlo para las ocasiones más relevantes", explica el profesor Tovar.
España, en esta crisis, si se prolongara en el tiempo, lo que debería hacer, en criterio del profesor Calduch, "es invocar la cláusula de solidaridad que aparece en el artículo 222 del tratado de funcionamiento de la UE, donde se contempla que ante una catástrofe de origen humano, no solamente natural o terrorista, se puede recabar el apoyo sobre el terreno de todos los países miembros, y sería España la que establecería qué elementos de ayuda necesita para hacer frente a la crisis".
"El Gobierno dispone de una herramienta para movilizar a la UE. No es una cláusula potestativa para que los demás países colaboren o no, sino que el país que la invoca quien puede articularla. Es un elemento muy poderoso que hasta ahora solo se ha utilizado en situaciones de catástrofes naturales, por ejemplo, los incendios de Portugal", añade Calduch.
Por su parte, el profesor Tovar destaca que "una lección a extraer de cara al futuro es que España, para defender sus intereses, aunque esté muy de acuerdo con todo lo de la autonomía estratégica europea, también tiene que valerse por sí misma para poder hacerlo".
"La reacción no debe realizarse exclusivamente en el marco de la Unión Europea, deberían tomarse medidas para evitar este tipo de situaciones en el futuro, pero también España tiene que ser consciente de que como Estado está obligado a defender sus intereses nacionales. Hay una tendencia en nuestros líderes políticos a intentar que sea la UE la que saque 'las castañas del fuego'", añade Tovar. "Hay demanda de los países del sur de Europa pidiendo actuación de la OTAN, pero no veo a la OTAN involucrándose en un caso de este tipo, más allá de si está cubierto Ceuta y Melilla por una actuación hostil", subraya el profesor.
En el 2002 se dio el primer enfrentamiento armado de España en democracia y fue en el Islote Perejil. España y Marruecos decidieron que la isla quedara deshabitada tras un enfrentamiento que se inició entre tropas marroquíes y la Guardia Civil.
Muchos ciudadanos temen que la situación se repita, pero los especialistas coinciden en que no va a producirse. "No creo que el Gobierno marroquí esté en condiciones de hacer una escalada hacia el uso de la fuerza como se hizo en el caso de Perejil, al menos con la evolución actual", destaca Calduch.
"Tenemos que tener presente lo que ocurrió en 2002, pero no veo la posibilidad de un conflicto similar. Esta situación ha estallado por desavenencias políticas. La cuestión ahora es si se deberían tomar medidas de represalia para que, ante estos mecanismos de presión que hace Marruecos, no se repitan en el futuro", señala Tovar.
Uno de los miedos tras esta crisis entre países es el deterioro de las relaciones entre España y Estados Unidos, algo que el profesor Juan Tovar cree que no va a ocurrir. "Se ha exagerado un poco la relevancia de Marruecos para EEUU. Le consideran un socio importante, aliado, y, además, hay que añadir los acuerdos de Abraham, una serie de tratados que gestionó la administración Trump y que llevaron al reconocimiento del estado de Israel por parte de varios estados árabes, entre ellos Marruecos. A cambio de ello, EEUU se comprometió a reconocer la soberanía marroquí por parte del Sáhara. Pero EEUU va a intentar no pronunciarse, también considera a España aliado", explica el docente.
"Este martes se estaba comentando si Antony Blinken, Secretario de Estado de los EEUU, había dado un espaldarazo a Marruecos en esta cuestión tras una llamada. Yo creo que no. Las prioridades de EEUU se centran en el conflicto entre Israel y Palestina", añade Tovar, quien cree que lo que sí afecta a las relaciones con el país norteamericano es el escaso gasto en Defensa por parte del Gobierno.
El profesor Calduch, por su parte, precisa que "en este momento EEUU cuenta con la base aeronaval de Rota, que es uno de los puntos estratégicos de su red mundial de bases militares para garantizar el sistema de defensa antimisiles". "Una cosa es que el Gobierno de Biden se vaya a distanciar del Gobierno español, dada la deriva contradictoria que ha tenido, y otra que España haya pasado a ser un país secundario para ellos. Eso no es cierto y los hechos lo acreditan", concluye.