Como si fuera la cuenta atrás de fin de año en Londres se ha vivido una auténtica locura a las doce de la noche para celebrar la llegada del que ya han llamado el Día de la Libertad. Con largas colas, ha reabierto el ocio nocturno y las mascarillas han dejado de ser obligatorias. La paradoja es que los datos de contagios de coronavirus y hasta el primer ministro, Boris Johnson, está confinado por contacto estrecho con un positivo.
El Reino Unido ha vivido su primera noche sin restricciones. Después de las doce, los ingleses se han echado a la calle.
Como si de año nuevo se tratase, con una cuenta atrás, en Londres han inaugurado lo que ellos llaman el día de la Libertad. Globos de colores que han sustituido a mascarillas, espectáculos y mucha, mucha fiesta.
Y no es para menos, a partir de hoy, los ingleses despiden muchas medidas anticovid. Las mascarillas dejan de ser obligatorias en interiores, abren las discotecas y las reuniones sociales ya no tienen límite de personas.
En cuestión de minutos, se han visto largas colas para acceder a las discotecas, en un escenario pre-pandémico.
Idílico todo si no fuera por la alta tasa de contagios que Reino Unido registró el pasado viernes: más de 50.000 casos diarios de coronavirus, una cifra que no se contabilizaba desde mediados de enero.
Así la polémica está abierta. El confinamiento de Boris Jonhson y del ministro de economía causa críticas en la población. Que los máximos responsables no puedan estar presentes, ocasiona un clima de crispación social.
Unos avisan que en espacios como los supermercados no van a prescindir de mascarilla. Otros, directamente, la llevarán puesta como si nada hubiese pasado.