Esta es una de esas historias que les contamos y bien podría superar al argumento de una película. Su protagonista, Juan, tenía un único propósito en la vida: encontrar a su hermano pequeño, secuestrado hace 32 años.
El sueño de Juan, el mediano de tres hermanos, era volver a abrazar al pequeño de la familia. No lo hacían desde que tenían 3 y 5 años, cuando fue secuestrado. Juan se encontraba en su casa en Colombia, en el distrito Minuto de Dios. Nada hacía pensar que ese día sería el último que vería a su hermano, cuando desde la ventana del segundo piso del domicilio, Alfonso, el hermano mayor, vio a un hombre, amigo de la familia, acercarse a Jonathan, quien en ese entonces tenía apenas tres años. Tras una breve conversación, niño y adulto se fueron juntos. "Había un murito. Entonces fue cuando Camilo lo alzó y se lo llevó", recuerda Alfonso ahora.
Fue el padrastro de los niños quien ordenó a un amigo que raptase al pequeño. Y desde entonces le perdieron la pista. Juan recuerda que todos estos años creció "sufriendo muchísimo al igual que mi madre. Solo quería hacer algo para hacerla feliz". Por eso, desde que recuerda no ha parado de buscarle y ahora tras tres décadas, la búsqueda ha dado sus frutos.
Y es que lo que parecía imposible se ha hecho realidad gracias a una empresa de ADN que permitió dar con él en Noruega, al otro lado del planeta. De vuelta a casa, en Colombia, su familia ha querido festejar todos los cumpleaños perdidos. Pero Jonathan lo tiene claro: "No vamos a poder recuperar esos 32 años, pero podemos hacer que los prócimos 32 sean los más maravillosos de nuestras vidas".