El príncipe Andrés de Inglaterra visita a su madre, la reina Isabel II, después de haber pasado todas las Navidades escondido en su mansión de Windsor.
La visita se produce tan solo un día después de que su amiga Ghislaine Maxwell, expareja de Jeffrey Epstein, fuese declarada culpable de cinco de los seis casos de tráfico sexual de los que se le acusa. Ahora, ella se enfrenta a una pena de hasta 65 años de cárcel y el siguiente en la lista es él.
Entre las personas con poder que se relacionaban con Epstein se encuentra el príncipe Andrés. Sobre él también pesa una acusación de abuso sexual hacia Virginia Giuffre, en repetidas ocasiones y cuando esta era menor de edad, por la que tendrá que acudir a una vista la semana que viene, el día 4 de enero.
Giuffre presentó una demanda contra el hijo de Isabel II y, aunque los abogados del acusado han intentado en varias ocasiones desestimarla, y seguirán haciendo todo lo posible porque la demanda no prospere, si no lo consiguen, tendrá que declarar ante un juzgado a finales de año. Una situación que se enturbia para Andrés, tras la condena de Maxwell.
Virginia Giuffre afirma que Epstein y Maxwell la obligaron a mantener relaciones sexuales, en repetidas ocasiones, con el príncipe Andrés, cuando apenas tenía 17 años. Todas ellas, en las casas del matrimonio. El hermano del heredero al trono británico siempre ha negado las acusaciones y aunque la demanda se basa prácticamente en testimonios, la reputación del hermano de Carlos de Inglaterra está gravemente tocada. Unos hechos que se ha procurado mantener en el olvido en Reino Unido, pero no así en Estados Unidos, donde tendrá que explicarse ante un tribunal.