Sus creadores aseguran que no hay otra piscina igual en el mundo. Se trata de la Sky Pool, una piscina transparente suspendida a 30 metros de altura entre dos rascacielos residenciales en el vecindario Nine Elms, en el suroeste de Londres, y que solo estará abierta para los afortunados residentes del complejo de apartamentos.
Es la estructura de piscina acrílica independiente más grande del mundo y la obra maestra del nuevo desarrollo Embassy Gardens de EcoWorld Ballymore, que también incluirá bares, restaurantes y tiendas. Mide 25 metros de longitud, tiene 3 metros de profundidad y puede utilizarse para ver algunos de los edificios más emblemáticos de la capital británica desde el interior del agua.
En su diseño han participado arquitectos, ingenieros y una de las empresas más importantes del mundo en la construcción de acuarios, Reynolds. En sus instalaciones se hicieron todo tipo de pruebas antes de poder mover la piscina en bloques, introducirla en un barco y mandarla a 8.000 kilómetros de distancia para convertirse en una de las grandes atracciones de Londres este año.
Los bordes de la piscina tienen un grosor de 20 centímetros, mientras que el fondo es aún más ancho, con 300 milímetros de grosor. En ambos lados de la piscina hay escaleras para entrar y salir, además de varios sistemas de filtración. Los diseñadores han instalado hasta cinco modos diferentes de iluminación porque pretenden lograr una "sensación de magia".
Brian Eckersley, director de la empresa de ingeniería Eckersley O'Callaghan que participó en la construcción de la piscina, reconoce a la CNN que "cuando nadas puedes mirar hacia abajo. Será como volar". Aunque la inauguración tendrá lugar el próximo 19 de mayo, los modelos que han posado para el catálogo publicitario de los constructores ya han tenido la posibilidad de disfrutar de este prodigio de la ingeniería.
A partir de ese día, solo los residentes en el complejo de 200 apartamentos podrán acceder a esta espectacular piscina. Eso sí, lo más barato es un apartamento de dos dormitorios a la venta por aproximadamente 1.200.000 euros. Volar en el agua no sale precisamente barato.