Nueva Zelanda quiere abanderar la lucha contra el tabaco y pretende acabar con su consumo en un futuro cercano. Para ello el gobierno neozelandés tiene un ambicioso plan con el que cortar la adicción entre los jóvenes. Elevará progresivamente la edad mínima para comprar cigarrillos, y así, quienes tengan 14 años en 2027 no podrán fumar legalmente. Ni en ese momento ni al ser mayores de edad. La juventud jamás podría empezar a fumar.
"Queremos asegurarnos de que los jóvenes nunca comiencen a fumar, por lo que convertiremos en delito vender o suministrar tabaco a nuevas generaciones de jóvenes. Las personas que tengan 14 años cuando entre en vigor la ley nunca podrán comprar tabaco legalmente", señaló hoy la viceministra de Sanidad, Ayesha Verrall. Se trata de un hito importante en la historia del control del tabaco y en la búsqueda de "una generación libre de humos", asegura.
La ley tendrá que ser aprobada por el Parlamento antes de hacerse efectiva y se enmarca en la lucha contra el humo que el país neozelandés lleva a cabo desde el 2011. El Ministerio de Salud neozelandés ha lanzado una campaña que busca crear un ambiente sin humo para el año 2025 y que promete abordar el daño que el tabaquismo ha causado a los habitantes de Nueva Zelanda, que causa una de cada cuatro muertes y que es más común en las comunidades maoríes, del Pacífico y aquellos con bajos ingresos.
"Si bien las tasas de tabaquismo van en la dirección correcta, debemos hacer más y más rápido para alcanzar nuestro objetivo. Si la situación no cambia, pasarán décadas hasta que la tasa de tabaquismo en la comunidad maorí caiga un cinco por ciento, y este Gobierno no está dispuesto a dejar atrás a la gente", ha asegurado Verrall, que también ha explicado que "al evitar que las personas comiencen a fumar y al ayudar a aquellos que fuman a dejarlo es cubrir ambos extremos del espectro".
Con la nueva legislación, que podría empezar a aplicarse a partir de finales de 2022, solo se podrán comercializar productos con muy bajos niveles de nicotina y se reducirá significativamente el número de establecimientos que pueden vender tabaco, ya que deberán contar con una licencia especial.