El Ministerio de Salud de Nueva Zelanda ha anunciado este lunes que no hay casos activos registrados de la COVID-19, después de que la última paciente, una mujer de Auckland, no haya mostrado síntomas en las últimas 48 horas.
La directora general de Salud, Ashley Bloomfield, ha destacado que se trata de una noticia "importante" pero, ha insistido, "la vigilancia contra la COVID-19 continua y seguirá siendo esencial".
Hasta ahora el último caso correspondía al de una mujer de 50 años, que vive en un residencia en la ciudad de Auckland, en el norte del archipiélago, ha detallado el informe del Ministerio.
"Esta es una muy buena noticia para la persona en cuestión, y también es algo de lo que el resto de Nueva Zelanda puede alegrarse", ha dicho Bloomfield.
Han pasado 17 días desde que se informó del último caso en Nueva Zelanda. En total, se han registrado 1.504 contagios, entre confirmados y probables, además de 22 muertes.
Se espera que en las próximas horas la primera ministra del país, Jacinda Ardern anuncie el posible levantamiento esta semana de todas las restricciones impuestas para frenar la pandemia, con excepción de los estrictos controles fronterizos.
En el plano deportivo, la gran beneficiada será la liga Super Rugby, la competición más importante del país, que se reanudará el próximo sábado sin restricciones de público. El presidente ejecutivo de la competición, Mark Robinson, reconoció que la eliminación de las restricciones es una gran noticia.
"Estamos increíblemente orgullosos y agradecidos de ser la primera competición deportiva profesional en el mundo en poder hacer que nuestros equipos jueguen frente a sus aficionados nuevamente. Será una liga muy especial y única y es apropiado que los neozelandeses tengan la oportunidad de ser parte de eso", celebró.
El país celebra este logro y trabaja ahora para no dar pasos atrás y lograr mantenerse sin rebrotes del virus. "Lo más importante para mí es enfatizar la importancia actual de la frontera en el Nivel 1 y cómo debe funcionar como nuestra" red de seguridad "en la protección de Nueva Zelanda en el entorno global", ha afirmado la Dra. Ashley Bloomfield.
Así, el Director General de Salud ha anunciado que "las personas que ingresan a Nueva Zelanda ya deben permanecer en aislamiento controlado o en cuarentena durante al menos 14 días".
El país oceánico no solo tiene una cifra baja de infecciones (1.154 casos confirmados de COVID-19, incluyendo a 22 fallecidos) sino que además espera declarar oficialmente erradicado el virus el próximo 15 de junio, cuando se cumplan 28 días desde que se dio el alta al último caso de "infección local por fuente desconocida".
En Nueva Zelanda, donde se han hecho un total de 296.000 pruebas para detectar el coronavirus en su población, se mantienen las fronteras cerradas a extranjeros de manera indefinida aunque se permiten las repatriaciones.
A aquellos nacionales que vuelven a su país se les aplica una cuarentena de 14 días y a partir de hoy se les someterá a dos pruebas durante ese periodo.
"Esto es para asegurarnos en parte de que se reduzcan los riesgos a los menores niveles posibles de casos importados que potencialmente provoquen una infección dentro de nuestro territorio", precisó Bloomfield, al asegurar que su país no bajará la guardia.
El éxito de Nueva Zelanda, país aplaudido internacionalmente por su gestión de la pandemia, se atribuye a las medidas tempranas y una de las más estrictas del mundo para atajar el coronavirus cuando con 50 casos ordenó el 25 de marzo una cuarentena obligatoria.
Acompañado de un fondo de unos 29.907 millones de dólares estadounidenses o 27.678 millones de euros (16,7 % de su PIB), para impulsar el crecimiento del empleo tras la pandemia, el gobierno de Ardern dio pasos progresivos para el desconfinamiento que llevaron al país de la alerta 4 a la 1, que comienza este martes.