El pequeño Martiniano, de 13 años, acudió al hospital de la capital argentina cuando empezó a encontrarse sin fuerzas. Allí fue diagnosticado erróneamente de un virus normal del que, según los médicos, no tenía que preocuparse según El Caso.
Al ver que los síntomas de lo que le habían diagnosticado como un simple resfriado no remitían, el joven argentino acudió de nuevo al hospital donde descubrió que necesitaba con urgencia un trasplante de corazón. El virus le había pasado al corazón y le había provocado un edema.
Tras el mal diagnóstico y ante la gravedad del menor, la junta médica decidió trasladarle al hospital Italiano de Buenos Aires donde permanece ingresado en estado de coma inducido, para no desgastar sus órganos, a la espera de un nuevo corazón.
Una auténtica pesadilla para la familia que se podía haber evitado con un buen diagnóstico.