A Mykita, un niño ucraniano con cáncer, lo conocimos hace un par de semanas cuando su madre, Yana, pedía ayuda desesperada desde el sótano de un hospital de Chernígov. Su niño necesita terminar el tratamiento para superar la leucemia. Hoy Mykita y su madre están en Madrid, donde ya le atienden médicos del Hospital Niño Jesús, gracias a la solidaridad de un matrimonio.
Gema y su marido Iván escucharon en Informativos Telecinco la llamada de auxilio de Yana y se pusieron en marcha. Supieron que debían hacer algo para traerlos a España.
“Llamamos a unos amigos ucranianos que viven en España y ellos la localizaron en el Hospital de Chernígov”. Gracias a sus contactos en Ucrania, madre e hijo llegaron el miércoles pasado a Varsovia y el viernes estaban volando a Madrid.
En todo este tiempo, esta pareja le ha arreglado toda la documentación necesaria para viajar, permanecer en España y garantizar el tratamiento médico al niño.
Gema, su marido y sus hijos los recogieron en Barajas y los llevaron directamente al Hospital Niño Jesús, donde previamente habían acudido para asegurarse que Mykita podría ser tratado de la leucemia linfoblástica aguda que padece. “Esto ha sido posible gracias a la ayuda, la solidaridad y colaboración de mucha gente”, insiste Gema.
Entre esa ayuda está la que les ha brindado la Fundación Aladina. La casualidad quiso que Mykita y Yana coincidieran en el hospital madrileño con otros muchos niños ucranianos enfermos que llegaron a España el viernes en un avión de Defensa gracias al trabajo de esta ONG y de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica de España (Aeped). Ahora el pequeño Mykita, de dos años y medio, ha entrado en el programa.
Junto a otros niños Mykita y su madre están en un centro de acogida de la Fundación Aladina. Tras una primera valoración de los médicos del Hospital Niño Jesús, esta semana debe volver para un examen más exhaustivo y terminar con las sesiones de quimioterapia que la guerra le quitó.
Gema, que espera reencontrarse estos días con Yana, destaca que a pesar de la endereza que muestra, sobre todo delante de Mykita, están psicológicamente afectada. “Ellos estaban en una zona muy conflictiva y ha tenido que dejar allí a su madre” para salvar a su hijo.