Una mujer con alergia al frío se ve obligada a mantener la calefacción encendida las 24 horas del día y admite estar demasiado asustada para comprobar las facturas de la luz por las enormes subidas de los últimos días.
Sam Newland, de 50 años, mantiene su casa a una temperatura constante de 30 grados durante otoño e invierno, incluso en los meses más fríos del verano. pues sufre urticaria por el frío desde que se mudó a Reino Unido desde Singapur cuando tenía 13 años.
Sam solo puede controlar la alergia con antihistamínicos mientras intenta encontrarse en ambientes cálidos, para evitar que la enfermedad empeore. "Lo único que puedo hacer es mantener la casa caliente, pero no demasiado, y asegurarme de que llevo la medicación encima todo el tiempo". explica a Manchester Evening News.
Ahora, además de su alergia, está preocupada por el aumento en el precio de la luz, que le hace temer por las facturas cada mes. "Estábamos pagando 48 libras al mes (58,34 euros), pero he hablado con nuestro proveedor y ahora nos piden que paguemos 80 euros", se lamenta. "Incluso nos han advertido de que existe la posibilidad de que suba a 160 libras al mes (194 euros)".
A los problemas de salud se unirán pronto los problemas económicos. "Estaba desesperada por ir a Tenerife a esparcir las cenizas de mi madre y mi padrastro, ya que era su última voluntad, pero ahora me preocupa que tengamos que hacer serios recortes y no podamos permitirnos ir".
Sam denuncia que la gente no suele tomar en serio su enfermedad y le piden que deje de rascarse o se abrigue más. Pero la mujer también debe tener cuidado con la ropa, porque la sudoración, si hace demasiado calor, también puede empeorarle la enfermedad.
La enfermedad es "horrible" y algunos brotes pueden hacer que sangre, lo cual es muy doloroso. Además, no solo el frío le aumenta los síntomas, también los días húmedos o el simple hecho de apoyarse en una pared de ladrillo mojado.
Desde que le diagnosticaron la enfermedad, Sam ha probado diferentes antihistamínicos y toma tres cada día, a pesar de que debería tomar solo uno.
Algunos médicos le han aconsejado mudarse a una zona más cálida, pero no puede jubilarse todavía y no tiene el dinero suficiente para hacerlo. "Quiero que la gente entienda lo debilitante y doloroso que es vivir con esto".
De momento, Sam está preocupada por la subida de la luz, y su marido, Andy, predice que sus facturas se duplicarán en los próximos meses.