Roehl Ribaya, un hombre de 47 años, ha muerto tras una larga lucha contra el coronavirus. De origen filipino, Roehl fue ingresado por primera vez en Reino Unido el día 29 de junio con una infección por el Sars-CoV-2. Tras pasar 48 días con un respirador por su gravedad y 60 días en la UCI, consiguió recuperarse y recibió el alta el pasado mes de julio.
Todo parecían buenas noticias. Después de más de un mes de dura lucha contra el virus consiguió superar la enfermedad, y la alegría fue tan grande que salió del hospital bajo los aplausos y los vítores de todos los miembros del personal sanitario, ya que era el último paciente en dejar la UCI de ese centro, el Blackpool Victoria Hospital, como recoge Metro.
El hombre parecía haber superado el coronavirus, pero su familia cuenta que en realidad nunca fue así. Las secuelas continuaron persiguiéndole cada día. Tenía fatiga y problemas para respirar en todo momento. Por desgracia, estas secuelas culminaron con un infarto el pasado día 13 de octubre.
Tras el paro cardíaco, Roehl entró en coma y solo dos días después, falleció. Según los médicos, el hombre falleció de un "coronavirus muy prolongado". La causa directa fue el infarto, pero indirectamente padecía una fibrosis pulmonar post-covid que fue la causa secundaria de su muerte.
El ejemplo de Roehl apoya la teoría de el Complejo Hospitalario Universitario de Canarias (HUC), adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, que puso en marcha hace unos meses el seguimiento de los pacientes que han pasado la infección por COVID-19 y se encuentran ya de alta hospitalaria con la finalidad de evaluar las potenciales secuelas respiratorias, la principal, la fibrosis pulmonar.
Esta actividad se llevó a cabo por la Unidad Multidisciplinar Especializada en Enfermedades Pulmonares Intersticiales de este centro hospitalario, acreditada por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)
Este proyecto surge de la iniciativa de los propios profesionales que, ante experiencias previas con otros tipos de coronavirus, como los que condicionaron los brotes del síndrome agudo respiratorio severo, SARS, o el síndrome respiratorio de Oriente Medio, MERS, en las últimas dos décadas, entendían se hacía necesario llevar a cabo un seguimiento de los mismos dada la posibilidad que en un determinado número de ellos presentaran secuelas respiratorias de significación clínica.
Según el doctor Orlando Acosta, neumólogo y coordinador de esta unidad, "buena parte de los pacientes hospitalizados han sido dados de alta sin alteraciones radiológicas pulmonares o síntomas respiratorios relevantes, pero hay un grupo que, tras 6 u 8 semanas de la fase aguda, permanecen afectados y es especialmente a ellos a los que se les está prestando una especial atención".
El doctor afirma que están observando que "si bien muchas de las alteraciones pulmonares, reconocibles en dicho momento, parecen ser cambios inflamatorios que terminarán involucionando, en una proporción menor quedarán lesiones duraderas de tipo fibrótico".