La invasión de Ucrania está teniendo muchas derivadas. Una de ellas tiene que ver con el gas ruso. El Kremlin ha anunciado el corte de suministro a Polonia y a Bulgaria después de que ambos países se hayan negado a pagar en rublos. Y Europa empieza a movilizarse para buscar soluciones.
Este lunes hay reunión extraordinaria en Bruselas para tratar de alcanzar medidas conjuntas ante el ultimátum de Vladimir Putin. El objetivo es encontrar alternativas y planes de contingencia ante la amenaza de que Rusia corte el gas a más países europeos.
Dicha amenaza es real, porque Bruselas ha advertido a las energéticas: hay que pagar en euros sí o sí, nada de hacerlo en rublos como pide Putin ni tampoco abrir otras cuentas para hacer el cambio de moneda antes de pagar. Y es que hacerlo, explica Lluís Tovar, sería dejar en papel mojado, sin efecto, las sanciones que se han impuesto hasta ahora a Moscú.
Los ministros de Energía empezarán también a perfilar el sexto paquete de sanciones, que podría tener luz verde esta misma semana y podría incluir, ahora sí, el embargo al petróleo ruso.
Se trata de un paso más en materia energética después del veto del carbón y éste ya es más importante, porque, en definitiva, importamos y pagamos mucho más dinero a Moscú por su petróleo.
El embargo, eso sí, y sería una condición de Alemania, sería progresivo, es decir, no se cortaría el grifo en seco.