Un niño de tan solo un año es el migrante más joven de los más de 500 náufragos que llegaron en los últimos dos días a las costas de Lampedusa procedentes de Libia. El pequeño se enfrentó a las olas solo, sin la compañía de sus padres. Tan pequeño es que las autoridades no han querido revelar su nombre ni muchos detalles de su historia, símbolo de la dramática travesía de miles de refugiados.
El niño fue visto por los socorristas en medio de unos 70 hombres en una embarcación que desembarcó el pasado viernes, según informa el diario 'Repubblica' y recoge 'Infobae'. “Cruzó el Mediterráneo antes incluso de aprender a caminar. Se enfrentó solo a las olas...demasiado joven para decirnos su nombre y su historia”, narraba el artículo.
Los otros migrantes desconocían la identidad del niño, pero al parecer sus padres les rogaron que lo mantuvieran a salvo durante la travesía, posiblemente porque se les impidió embarcar con él. Lo que todos confirman es que prefirieron confiar a extraños al pequeño al que esperaban dar un futuro más allá del mar. “Es una historia extraña, todo está por comprobar”, dicen en Lampedusa, donde el niño se ha convertido en el hijo de todos. Está asustado, explican, pero su salud es buena. Hasta que el tribunal de menores decida su destino, será atendido por un profesor.
Pero no es el único del que tienen que ocuparse los jueces de menores. En Lampedusa también hay un niño de 14 años que tenía una madre, con la que subió al barco que debía llevarlos a Europa y la vio morir ante sus ojos. A unas 15 millas de la isla, la embarcación en la que viajaban con otras 25 personas volcó. “Viajaba en una embarcación con otras 25 personas, entre ellas su hijo, que la vio ahogarse”, dijo Médicos Sin Fronteras en Twitter. “Otra pérdida evitable a las puertas de Europa, otra vida que se cobra la política migratoria irresponsable”, añadió.
Cuando llegó la policía, todos estaban en el agua, incluida una niña de poco más de un año que viajaba con sus padres. “Su ropa estaba empapada”, dicen los operadores de Mediterranean Hope, el programa de migrantes y refugiados de las Iglesias Evangélicas de Italia, que los acogió.
Italia es un punto de entrada privilegiado para los migrantes que se dirigen a Europa, pero la zona de mar entre Sicilia y el norte de África es una de las rutas migratorias más mortíferas del mundo. Y ante las negativas de Malta de recibir migrantes rescatados por ONG, sigue siendo el único país del Mediterráneo central que se ocupa de sus llegadas.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, señaló que en Italia “los desembarques mensuales nunca han caído por debajo de los 6.900 al mes desde julio y alcanzaron un máximo de más de 10.000 en agosto. Mientras que hasta el pasado 14 de diciembre, 63.062 personas han llegado a las costas del país, en 2019 fueron 11.097 y en 2020 fueron 32.919.