La guerra llega a los científicos: el memorando de John Snow para pasar el invierno apuesta por el control de la población

  • "La transmisión incontrolada en personas más jóvenes presenta un riesgo de mortalidad en toda la población"

  • El memorando John Snow rechaza de manera rotunda la inmunidad de grupo

El control de la pandemia de coronavirus ha provocado la guerra entre los científicos. La inmunidad sigue siendo una incógnita, y hasta la llegada de la vacuna se necesitan mecanismos para frenar el incremento de contagios. Los inmunólogos no tienen una propuesta de todos consensuada. Algunos apuestan por la inmunidad de rebaño hasta la llegada de la vacuna, y otros la rechazan, proponiendo el control sobre la enfermedad.

El coronavirus sigue presente y la forma de combatirlo no es unánime. En este contexto, aparecen dos ideas totalmente opuestas recogidas en dos memorandos distintos. El 4 de octubre se publicó la Declaración De Great Barrington, firmada por numerosos epidemiólogos, en la que se apuesta por la protección enfocada. Una estrategia que contempló Boris Johnson en Reino Unido al inicio de la epidemia hasta que sufrió en sus carnes los efectos del coronavirus.

Suecia fue otro de los países que siguió esta línea y apostó por no cerrar colegios o comercios. Numerosos expertos apoyan la estrategia que propuso en práctica el epidemiólogo Anders Tegnell, pese a que él mismo reconociera posteriormente que habían fallado en algunos aspectos, como la protección de la población mayor, donde se acumuló una alta tasa de mortalidad en el país. "Si llegan a proteger a los ancianos y a la gente más vulnerable, habrían tenido éxito", señalaba al respecto la inmunóloga de la UNIR, Carmen Álvarez, a Informativos Telecinco.

Por otra parte, se encuentran los que apuestan por evitar la inmunidad de grupo y controlar el coronavirus. La revista científica The Lancet publicó este miércoles 14 de octubre el memorando de John Snow, en el que se apuesta por las restricciones a corto plazo para así evitar un confinamiento prolongado que afecte duramente a la economía.

Uno de los expertos que ha firmado este memorando ha sido el profesor español Miguel Hernán, docente de la Universidad de Harvard. Con la segunda ola de coronavirus afectando a Europa, y con el invierno acercándose, los profesionales destacan la "necesidad de una comunicación clara sobre los riesgos que plantea el coronavirus y estrategias efectivas para combatirlos".

"Cualquier estrategia de manejo de una pandemia que se base en la inmunidad de las infecciones naturales por covid19 es defectuosa. La transmisión incontrolada en personas más jóvenes presenta un riesgo de morbilidad significativa y mortalidad en toda la población. Además del costo humano, esto afectaría a la fuerza laboral en su conjunto y abrumaría la capacidad de los sistemas de salud para brindar atención aguda y de rutina", denuncia el documento de los expertos.

Los autores destacan que "no hay evidencia de una inmunidad protectora duradera al SARS-CoV-2 después de una infección natural y la transmisión endémica que sería consecuencia de la disminución de la inmunidad presentaría un riesgo para las poblaciones vulnerables en un futuro indefinido".

"Una estrategia de este tipo no acabaría con la pandemia de covid19, sino que provocaría epidemias recurrentes, como sucedía con numerosas enfermedades infecciosas antes de la llegada de la vacunación. También supondría una carga inaceptable para la economía y los trabajadores de la salud, muchos de los cuales han muerto a causa del coronavirus o han experimentado un trauma. Además, todavía no entendemos quién podría sufrir covid prolongado", detallan.

La tasa de letalidad por infección de coronavirus es varias veces mayor que la de la influenza estacional y la infección puede provocar una enfermedad persistente, incluso en personas jóvenes previamente sanas (es decir, covid prolongado). No está claro cuánto tiempo dura la inmunidad protectora y, al igual que otros coronavirus estacionales, el SARS-CoV-2 es capaz de reinfectar a personas que ya han tenido la enfermedad, pero se desconoce la frecuencia de reinfección.

La transmisión del virus se puede mitigar mediante el distanciamiento físico, el uso de mascarillas, la higiene de las manos y las vías respiratorias, y evitando las multitudes y los espacios mal ventilados. Las pruebas rápidas, el rastreo de contactos y el aislamiento también son fundamentales para controlar la transmisión. La Organización Mundial de la Salud, OMS, ha estado abogando por estas medidas desde principios de la pandemia, recalca el memorando de John Snow.

En la fase inicial de la pandemia, explican los autores, muchos países instituyeron cierres (restricciones de población general, incluidas las órdenes de permanecer en casa y trabajar desde casa) para frenar la rápida propagación del virus. Esto fue fundamental para reducir la mortalidad, evitar que los servicios de atención sanitaria se vieran abrumados y ganar tiempo para establecer sistemas de respuesta ante una pandemia para suprimir la transmisión después del bloqueo.

"Aunque los encierros han sido perturbadores -han afectado sustancialmente la salud física y mental y han perjudicado la economía-, estos efectos a menudo han sido peores en países que no pudieron utilizar el tiempo durante y después del confinamiento para establecer sistemas efectivos de control de pandemias. En ausencia de disposiciones adecuadas para manejar la pandemia y sus impactos sociales, estos países se han enfrentado a continuas restricciones", señala el documento. Entre los países que afrontan continuas restricciones podría entrar España.

"Es comprensible que esto haya provocado una desmoralización generalizada y una disminución de la confianza. La llegada de una segunda ola y la comprensión de los desafíos futuros ha llevado a un renovado interés en el llamado enfoque de inmunidad colectiva, que sugiere permitir un gran brote incontrolado en la población de bajo riesgo mientras se protege a los vulnerables. Los defensores sugieren que esto conduciría al desarrollo de la inmunidad poblacional adquirida por infección en la población de bajo riesgo, que eventualmente protegerá a los vulnerables. Pero esta es una falacia peligrosa que no está respaldada por evidencia científica", denuncian los firmantes.

El aislamiento prolongado de grandes sectores de la población es prácticamente imposible y muy poco ético, según el documento. La evidencia empírica de muchos países muestra que "no es factible restringir los brotes no controlados a sectores particulares de la sociedad". Este enfoque también corre el riesgo de exacerbar aún más las desigualdades socioeconómicas y las discriminaciones estructurales ya puestas al descubierto por la pandemia. Los esfuerzos especiales para proteger a los más vulnerables son esenciales, pero deben ir de la mano con estrategias de múltiples niveles de población.

"Es fundamental actuar con decisión y urgencia. Las medidas efectivas que reprimen y controlan la transmisión deben implementarse ampliamente, y deben estar respaldadas por programas financieros y sociales que fomenten las respuestas de la comunidad y aborden las inequidades que se han agravado por la pandemia. Es probable que se requieran restricciones continuas a corto plazo, para reducir la transmisión y corregir los sistemas ineficaces de respuesta a una pandemia, a fin de evitar futuros bloqueos", precisan los expertos.

El propósito de estas restricciones es "suprimir eficazmente las infecciones por SARS-CoV-2 a niveles bajos que permitan la detección rápida de brotes localizados y una respuesta rápida mediante la búsqueda, prueba, rastreo, aislamiento, y sistemas de apoyo para que la vida pueda volver a la normalidad sin necesidad de restricciones generalizadas". La protección de nuestras economías está indisolublemente ligada al control de coronavirus. "Debemos proteger a nuestra fuerza laboral y evitar la incertidumbre a largo plazo", indican.

"Japón, Vietnam y Nueva Zelanda, por nombrar algunos países, han demostrado que las respuestas sólidas de salud pública pueden controlar la transmisión, permitiendo que la vida vuelva a ser casi normal, y hay muchas historias de éxito de este tipo. La evidencia es muy clara: controlar la propagación comunitaria de coronavirus es la mejor manera de proteger nuestras sociedades y economías hasta que lleguen vacunas y terapias seguras y efectivas en los próximos meses. No podemos permitirnos distracciones que socaven una respuesta eficaz", concluye el memorando.