Meghan Markle ha sufrido un aborto espontáneo. Así lo ha contado en una carta desgarradora publicada en The New York Times en la que narra con todo lujo de detalles cómo sufrió la pérdida y cómo ella y su marido, el Príncipe Harry, han vivido el dolor de perder un hijo antes de nacer. El artículo de opinión lleva por título 'Las pérdidas que compartimos' conmueve pero sorprende. No en vano, esta iniciativa no encaja con el deseo de privacidad y por la guerra abierta y judicial que la pareja mantiene contra varios medios de comunicación.
La Duquesa de Sussex afirma que una mañana cualquiera de julio, que había empezado como todas (tomando vitaminas, alimentando a sus perros, preparando el desayuno, recogiendo las pinturas de su hijo, cambiándole el pañal a Archie), todo se torció: "Después de cambiarle el pañal, sentí un fuerte calambre. Me dejé caer al suelo con él en mis brazos, tarareando una canción de cuna para mantenernos a ambos tranquilos, la alegre melodía contrastaba con mi sensación de que algo no estaba bien."
Meghan Markle confiesa que era plenamente consciente de que estaba sufriendo un aborto: "Sabía, mientras abrazaba a mi primogénito, que estaba perdiendo al segundo." Narra también cómo fue el duelo en el hospital junto a su marido Harry, el nieto de Isabel II: "Yacía en una cama, sosteniendo la mano de mi esposo. Sentí la humedad de su palma y besé sus nudillos, mojados por nuestras lágrimas. Mirando las frías paredes blancas, mis ojos se pusieron vidriosos. Traté de imaginarme cómo nos curaríamos."
Fue entonces cuando recordó su gira por Sudáfrica cuando un periodista le preguntó si estaba bien: "Gracias por preguntar, dije. No mucha gente me ha preguntado si estoy bien". Reflexiona Meghan Markle antes de celebrar Acción de Gracias en Estados Unidos sobre si de verdad esta sociedad está bien. En el año del covid, del confinamiento, de las miles de pérdidas, en el año en el que George Floyd murió ahogado bajo la rodilla de un policía, en el mes en el que aún se discute quién ha ganado las elecciones en EE. UU. Lamenta la Duquesa de Sussex lo polarizada que está la sociedad: "No solo estamos peleando por nuestras opiniones sobre los hechos; estamos polarizados sobre si el hecho es, de hecho, un hecho." Y asegura que esta crispación unida al aislamiento necesario para luchar contra el coronavirus nos ha dejado peor: "Nos ha dejado más solos que nunca". Tal vez algo de eso quiera paliar con su fundación.
Por eso, dice, se atreve a alzar la voz y a contar lo que muchas familias callan. Que han perdido un hijo durante la gestación. Y que es duro, que es doloroso y que no debería ser un secreto: "Perder un hijo significa cargar con un dolor casi insoportable, experimentado por muchos, pero del que pocos hablan. En el dolor de nuestra pérdida, mi esposo y yo descubrimos que en una planta de hospital de 100 mujeres, de 10 a 20 habrían sufrido un aborto espontáneo. Sin embargo, a pesar de la asombrosa similitud de este dolor, la conversación sigue siendo tabú, plagada de vergüenza injustificada y perpetuando un ciclo de duelo solitario. Hemos aprendido que cuando las personas preguntan cómo nos va, y cuando realmente escuchan respuesta, con el corazón y la mente abiertos, la carga de dolor a menudo se vuelve más liviana"