Ha ocurrido en Brasil. Una madre causó la muerte de su hijo de 11 años envenenándolo con una fuerte medicación y más tarde denunció su desaparición. Tras acabar con la vida del pequeño, escondió su cadáver en la casa de unos vecinos.
Su nombre es Alexandra Dougokenski y el suceso aún se encuentra en proceso de investigación. Tras asegurar que había desaparecido el pasado 16 de mayo, terminó reconociendo el hecho.
La primera versión que dio a la policía fue, precisamente, su desaparición. Según relató, ella habría dejado a su hijo durmiendo en su habitación y, al día siguiente, el niño ya no se encontraría ahí y la puerta de la vivienda estaría entreabierta. Esto llevó a los policías a plantear una posible escapada del pequeño.
Pero unos días más tarde, el 22 de mayo, los expertos encontraron restos de sangre del niño tanto en la casa como en el vehículo de su padre adoptivo. Solo tres días más tarde, hallaron su cadáver envuelto en sábanas en una casa cercana.
Tras este descubrimiento, la madre se entregó. Alegó que su hijo "necesitaba un medicamento más fuerte" por padecer problemas psicológicos. Pero, además, cabe la posibilidad de que, tras haberle dado los medicamentos, también le estrangulara.