Mariúpol, ciudad portuaria sitiada por las tropas de Rusia en la guerra de Ucrania, vive una situación de auténtica desesperación con 300.000 personas atrapadas. El Kremlin daba a las fuerzas ucranianas hasta este mediodía para rendirse a cambio de dejar salir a sus habitantes. Pero el Gobierno de Volodímir Zelenski ha rechazado el ultimatumultimatum y no entrega lo poco que queda en pie. No hay rendición.
La ciudad de Mariúpol no se rinde, a pesar de que sobre el paisaje ya devastado siguen cayendo bombas que obligan a correr una y otra vez a vecinos y periodistas para salvar sus vidas. La localidad estaría resistiendo incluso los lanzamientos de misiles termobáricos, capaces de hacer desaparecer un cuerpo que se encuentre cerca del lugar del impacto.
Después de 26 días de brutal asedio, las autoridades aseguran que nueve de cada 10 edificios están destruidos o dañados, y cerca de 300.000 personas están abocadas a morir allí, ya sea por los ataques o por el hambre. Muchas personas aparecen en grabaciones cocinando en las calles los pocos alimentos que quedan.
Kiev sigue pidiendo un corredor humanitario seguro en Mariúpol. Mientras, al grito de 'Allahu akbar' (Alá es grande), las unidades llegadas de Chechenia unidadesChechenia para ayudar a las tropas de Vladímir Putin combaten calle a calle contra una resistencia ucraniana que promete pelear hasta el final.