Artillería, misiles y tanques. Rusia sigue golpeando con todo lo que tiene la periferia de Kiev. Localidades como Bucha, Irpín o Gostómel no tienen descanso. Los civiles -ancianos, niños, discapacitados- huyen de sus casas prácticamente con lo puesto, con el silbido de las balas detrás de ellos. Según el Pentágono, todos los soldados que Vladimir Putin concentró en la frontera ya están en Ucrania. Once mil habrían muerto ya, según el gobierno de Zelenski.
Lo cierto es que Rusia está teniendo problemas enormes de abastecimiento. Los ucranianos están neutralizando sus convoys de combustible en emboscadas. "Los ucranianos estamos peleando por nuestros hijos", eso es algo que no tienen los rusos. En el frente, junto a ellos, están ya varios voluntarios llegados del extranjero, que "quieren luchar por la democracia".
Moverse por Kiev en coche es como hacer un rally: esquivando continuamente barricadas y controles. Los kievitas se han conjurado para defender cada calle. Tania, de treinta y cinco años, asegura que están luchando por toda Europa. "Yo no tengo miedo a Putin, asegura. No lo tengáis vosotros".
La realidad, no obstante, es que las tropas rusas están acosando Kiev desde dos frentes. Por el norte y por el este. Desde el noreste continúa el cerco a la ciudad de Járkov. El frente del este ha conseguido unificarse con el frente del sur aunque la ciudad de Mariúpol continúa resistiendo el asedio ruso. Y desde Crimea el avance se dirige hacia el oeste, a la ciudad de Odesa, el principal puerto ucraniano en el Mar Negro.
Delante de un supermercado de Járkov, varios civiles heridos esperan a que alguien vaya a socorrerles. La segunda ciudad de Ucrania sigue resistiendo al mal planificado ataque de los rusos que -incapaces de vencer- disparan contra zonas residenciales. Los ucranianos no sólo aguantan sino que les han derribado un avión de combate. El modelo en Járkov parece el que va a servir para cada ciudad: rodearla, bombardearla, asfixiarla.
Lo saben bien en la ciudad de Mariupol al sur que sigue estropeando el plan ruso de conquistar rápidamente la costa. Medio millón de personas se quedan sin comida, calefacción y agua corriente.
Estas unidades procedentes de Crimea eran en teoría las mejor preparadas pero no logran ni tomar la ciudad de Mikolayv cuyo aeropuerto necesitan para lanzarse a por Odesa. Aquí les esperan las fuerzas ucranianas que tuvieron que dejar caer Jersón, hasta ahora la única población importante en manos rusas y donde ya se enfrentan a esto: una población hostil que no está dispuesta a dejarse ocupar.