Heather Maddern y su hija, Sammie-Jo Forde, trabajadoras sociales, fieles a teorías conspirativas sobre la pandemia han muerto de coronavirus en un hospital de Belfast. Las dos se negaron a vacunarse contra el covid.
Madre e hija, trabajadoras sociales, estaban muy unidas y han muerto en la misma sala del hospital del Ulster debido al covid porque no se habían vacunado, con solo unos días de diferencia. Han dejado a su familia devastada. Forde ha dejado también a cuatro hijos. No es un caso aislado porque se suceden los casos de personas que ante el miedo a los efectos de la vacuna quedan expuestos a una infección grave de covid que incluso les causa la muerte, desde tiktoker a locutores de radio que propagan teorías conspiranoicas.
Maddern había compartido las teorías conspiratorias anticovid y publicó informaciones sobre enfermeras que se enfrentan el despido si rechazan vacunarse contra el coronavirus. También compartió vídeos de Candace Owens, una activista norteamericana que explica qué hacer si alguien es despedido por no vacunarse, y otro de una mujer que argumenta en contra de la inmunización de los niños, según informa el diario The Guardian.
Forde y Maddern como trabajadoras sociales estaban entre los primeros grupos del gobierno británico para recibir la vacuna contra el covid pero se negaron.
El padre de Forde, Kevin McAllister, ha admitido que no entiende porque su hija y su expareja tomaron la decisión de no vacunarse. “Estas personas que no están recibiendo la inyección de Covid-19, no están pensando en las otras personas que dejan atrás”.
En declaraciones en Nolan Show de la BBC: “Esto acaba de destrozar mi mundo. Perdí a mi hija, mi mejor amiga. Nunca, nunca pensé en mi vida que enterraría a mi hija", ha admitido McAllister que ha explicado que su hija de 32 años no tenía patologías previas, simplemente “al final sufrió una insuficiencia cardíaca porque no podía sobrellevarla".
El Sistema de Salud británico ha empezado una campaña de refuerzo de vacunación contra el covid, como ha hecho España que ha autorizado la tercera dosis para algunos pacientes y personas mayores que viven en residencias.
Reino Unido ofrece una vacuna de Pfizer o de Moderna, al personal sanitario de primera línea, a los mayores de 50 años y a los menores de esa edad con afecciones de salud previas. Allí han vacunado prioritariamente con el suero de AstraZeneca.
Según el gobierno británico poco más de 900.000 personas de 50 años o más recibieron su segunda dosis hace más de seis meses. Eso les hace candidatos para un pinchazo de refuerzo.