La familia de Tricia Jones, una mujer que tenía 45 años, llora su muerte después de que la originaria de Grain Valley, Missouri, EEUU, se contagiase de la variante delta de coronavirus.
Madre de dos hijos, Jones tenía pánico a sufrir algún posible efecto secundario derivado de la vacuna. Las noticias con algunos casos raros relacionados con trombos y coágulos de sangre, entre otros, no hacían sino acrecentar sus dudas al respecto de si inocularse o no una dosis frente a la covid-19. De hecho, su propia madre, Deborah Carmichael, que no dudó en recibir una inyección en cuanto le brindaron la oportunidad en primavera, hoy recuerda que su propia experiencia era vista por su hija con cierto temor. Ella, –la progenitora–, tuvo algunos efectos secundarios que la hicieron pasar un mal rato mientras duraron. Todo ello, ha contado en declaraciones a FOX4, la “asustó”, y por eso rechazaba ponerse la vacuna con la esperanza de no contagiarse.
“Ella no quería hacerlo. No pude convencerla”, lamenta hoy su madre, quien ha explicado que antes de su muerte, cuando Tricia Jones ya estaba infectada, le dijo, “Mamá, tenías razón. Sobre la vacuna, sobre las mascarillas, ser diligente y todo eso”; unas palabras que fueron duras de escuchar en esos momentos.
“Yo pensé: ‘no quiero tener razón, quiero que estés bien, eso es todo lo que importa’”.
El primero en infectarse de coronavirus fue un hijo suyo. Sucedió en su instituto, según cuenta Daily Mail, explicando que poco más tarde se supo que se trataba de la variante delta. No mucho tiempo después, también Tricia Jones y su marido, Keith, enfermaban también.
Desgraciadamente, Jones no pudo vencer el cuadro grave de covid-19 que sufrió. En pocos días, su salud se deterioró dramáticamente, y fue el 9 de junio cuando fallecía.
Profundamente desolada por la pérdida de su hija, es ahora su madre la que ha contado el caso lanzando un ruego desesperado: vacunarse contra la covid-19.
“Por favor, tomaos esto en serio. No quieres ver a un familiar al que amas pasar por esto”.