Sue Atkin, una madre de 47 años, se ha decidido a contar a través de un desgarrador relato cómo fueron los últimos instantes de su hijo con el objetivo de denunciar la mala atención que le proporcionaron los servicios médicos de emergencias y con el propósito encontrar respuestas que expliquen por qué cuando acudieron al hospital le dijeron que debían esperar "cuatro horas" antes de ser atendido.
Todo comenzó cuando su hijo, Norman Barker, de 27 años, se empezó a sentir mal estando en casa de su abuela, donde vivía. Fue una tía de él la que llamó para solicitar ayuda médica, pero ya desde ese primer momento le dijeron que debía esperar unas dos horas hasta que pudiese llegar una ambulancia.
Ante ese escenario y semejante respuesta a través del teléfono, la propia Atkin, la madre del joven, se apresuró a llevarle al servicio de urgencias del Hospital del condado de Lincoln, en Lincolnshire, Inglaterra. Sin embargo, una vez aquí, la respuesta que obtuvieron fue todavía más desalentadora: les dijeron que había esperas de cuatro horas.
Sin soluciones, decidieron salir para dirigirse a la casa de ella para que el veinteañero pudiese beber algo, pero entonces, cuando justo estaban “fuera del hospital”, cogió a su madre por el brazo y le dijo: “Mamá, ayúdame”.
Esas fueron sus últimas palabras, cuenta Atkin en declaraciones recogidas por el medio Express citando a Lincolnshire Live.
En ese momento, ha relatado la progenitora, su hijo “colapsó”. Entonces, en ese trágico 27 de septiembre, también estaba presente su hermano Jimmy, de 15 años, quien esperó con él mientras Sue Atkin paraba un vehículo en busca de ayuda. En el interior del coche que frenó, de hecho, iba una enfermera que estaba fuera de su horario de trabajo, quien se bajó del vehículo para realizarle una maniobra de reanimación cardiopulmonar al comprobar que no tenía pulso. Sin éxito, pese a intentarlo de todas las maneras, llamó a una ambulancia.
Cuando por fin llegó el vehículo, trasladaron a Barker al área de urgencias del hospital, pero a pesar de todos los esfuerzos del personal sanitario, no pudieron reanimarle.
Ahora, su muerte será investigada por el equipo forense, quien ayudará a determinar los hechos y las circunstancias tras la tragedia.
“Busco respuestas. La muerte de Norman fue repentina, pero estaba sano, saludable, y era joven. Dados sus síntomas, deberían haberlo puesto en triaje. Si lo hubieran visto de inmediato probablemente hoy estaría vivo”, ha denunciado.
Desde el centro, por su parte, --y como ha apuntado también el portavoz del 'United Lincolnshire Hospitals'--, se han comprometido a investigar también lo sucedido, al tiempo en que han expresado sus condolencias a la familia.