La semana pasada las autoridades alemanas de la ciudad de Ulm detuvieron a una enfermera acusada de envenenar bebés prematuros con morfina, pero finalmente ha sido liberada por falta de pruebas.
La mujer, cuya identidad no ha trascendido, fue arrestada después de que se localizara una jeringuilla con una mezcla de morfina y leche en su taquilla del Hospital Universitario de Ulm. Los investigadores sospechan que administró el producto al menos a cinco bebés en un turno de noche previo a Navidad.
Todos los niños desarrollaron problemas respiratorios tras la inyección, aunque lograron salir adelante. Las pruebas de sangre realizadas a continuación permitieron detectar la presencia de morfina.
Sin embargo, los exámenes posteriores no han permitido confirmar las sospechas iniciales, por lo que la orden de detención fue revocada el domingo, de acuerdo con el Ministerio Público. El martes, los investigadores darán una rueda de prensa para explicar el estado del caso.
El hospital, por su parte, ha pedido perdón a las familias afectadas. "Quiero asegurar a todo el mundo que trabajaremos duro para recuperar la confianza de la población y de la ciudad", dijo en declaraciones a la prensa el director médico, Udo Kaisers.