Rusia continúa destruyendo Ucrania y todo lo que se encuentre a su paso. Entre los objetivos bombardeados por hoy por las tropas de Vladimir Putin, por sorprendente que parezca, está un parque de atracciones en la ciudad de Járkov, al noreste del país.
Una lluvia de obuses ha caído sobre el recinto provocando heridos. Testigo de ese terrible ataque ha sido nuestra compañera Laura de Chiclana, quien está allí desplazada. "Ha sido un momento de incertidumbre, porque no sabíamos hacia donde correr", manifiesta.
Los ataques sobre la población civil no cesan. "Cuando han terminado hemos visto que a nuestro alrededor han empezado a salir cortinas de humo", añade. Las bombas han alcanzado a una madre que se encontraba con su familia en un lugar próximo. "Al entrar dentro del parque, hemos visto a una mujer tirada en el suelo, pensábamos que había fallecido. Al llegar la ambulancia, su cuerpo estaba lleno de agujeros por la metralla de la bomba que había caído más cerca de ellos". Por suerte, la mujer, continúa viva.
Las bombas rusas no entienden de distinción militar o de 'enemigos'. En Kiev, ya se contabilizan más de 1.200 cadáveres de civiles hallados en la zona tras la retirada de las fuerzas de Rusia, en el marco de la invasión del país iniciada el 24 de febrero por orden del presidente ruso, Vladimir Putin.
Mientras, en la acería de Mariúpol, la ONU ha logrado evacuar a 100 civiles e intenta sacar a más gente de allí. "Desafortunadamente, realizamos hallazgos horribles casi todos los días y documentamos los crímenes del Ejército ruso en la región de Kiev", ha dicho el jefe de la Policía de Kiev, Andriy Nebitov, según ha recogido la agencia ucraniana de noticias Ukrinform.