Lacey-Lee Kelly, una niña de seis años de Reino Unido, comenzó a tener dolores de cabeza en verano de 2021. Ni sus padres ni los médicos podían imaginar que meses después la menor tendría que volver a aprender a moverse otra vez. Su madre ha contado su historia para alertar de los síntomas de su hija, a quien finalmente diagnosticaron un tumor cerebral, y para promover la recaudación de fondos de Noah's Ark Charity, una organización que ha ayudado a la pequeña con la rehabilitación.
La niña comenzó a tener dolores de cabeza el verano de 2021. Como su hermano mayor lleva gafas, su madre, Lisa Kelly, la llevó al oftalmólogo, que les dijo que tenía algo de presión en la parte posterior de su ojo izquierdo. No obstante, le restó importancia y les pidió regresar en tres meses, según publica el medio Wales Online.
Poco después, llevaron a la niña al médico de cabecera ya que los dolores de cabeza persistieron, comenzó a volverse más torpe y a despertarse por la noche con náuseas. Este achacó sus síntomas a una intolerancia alimentaria e indicó que se realizase un diario de lo que comía.
Sin embargo, los síntomas de Lacey-Lee empeoraron y sus padres la volvieron a llevar al oftalmólogo. Esta vez, la exploración reveló una presión creciente detrás de ambos ojos y fue remitida de inmediato al Royal Glamorgan Hospital, en Llantrisant. Al día siguiente, tras una serie de pruebas, le diagnosticaron un tumor cerebral de crecimiento lento, que podría haber tenido desde que nació.
"La mayor parte del tiempo era una niña normal que corría y jugaba. Solo de vez en cuando se quejaba de dolores de cabeza", ha explicado su madre al citado medio.
Tras el diagnóstico, la niña fue trasladada al Hospital Infantil Arca de Noé de Gales, en Cardiff, donde vieron que la acumulación de líquido en su cerebro era peligrosamente alta. Los médicos decidieron que era necesario operarla de urgencia para eliminar el 80 por ciento.
Por otro lado, la biopsia confirmó que el tumor no era cancerígeno, sino que estaba situado en su cerebelo, la parte del cerebro que regula la coordinación y el movimiento y ayuda a mantener el equilibrio. La localización del tumor en esta parte podría hacer que tras la cirugía la niña desarrollase una afección llamada síndrome de fosa posterior que incluye la pérdida del habla, debilidad y falta de equilibrio.
"Cuando Lacey-Lee se despertó de su operación, no podía hablar en absoluto y solo podía mover los dedos ligeramente”, cuenta su madre.
Por ello, comenzó una rehabilitación en la que tuvo que aprender a hacer casi todo de nuevo durante varios meses. Gracias a ello, la niña ya puede rodar, mover los brazos y las piernas y caminar con apoyo y el 26 de abril recibió el alta.
“Crucemos los dedos para que se recupere por completo. Se trata solo de volver a entrenar el cerebro para que haga todo de nuevo”, expresó su madre, que está agradecida a Noah's Ark Charity, una organización que ha permitido tener los recursos para la rehabilitación de la niña y que organiza eventos para recaudar fondos para el tratamiento de los niños.