El futbolista brasileño Robson de Souza 'Robinho' recibió este miércoles la confirmación por parte del Tribunal Supremo italiano de su condena a nueve años de cárcel por una violación en grupo a una joven albanesa en 2013 en Milán, Italia.
La sentencia, emitida cuando empezó el proceso en 2017, ya fue confirmada en diciembre de 2020 por el Tribunal de Apelación de Milán. La tercera instancia a la que recurre Robinho emitió el mismo resultado de culpabilidad contra él y su amigo Ricardo Falco por delito de abuso sexual.
Los abogados de Robinho apelaron ante este Tribunal de Casación, un tribunal del sistema judicial del país equivalente a un Tribunal Supremo, pero la Corte Suprema no cambió la condena, siendo ahora la cuestión la extradición del exjugador del AC Milan.
La justicia italiana debería enviar una solicitud formal a la de Brasil, para iniciar una evaluación interna. Como el jugador reside en Brasil y el país no extradita a sus ciudadanos, debería ser el poder judicial italiano quien emita una orden de arresto del jugador para cuando viaje en cualquier país europeo.
Por su parte, el abogado de la víctima ha destacado que su "deseo es que Brasil ejecute la condena". No obstante, los juristas locales no creen que sea así mientras permanezca en su país, que solo contempla el encarcelamiento de sus nacionales condenados en el extranjero como medida de reparación del daño causado o por motivos de seguridad.
Si intenta entrar en Europa o en algún país que tenga acuerdos con Europa, la orden de prisión será cumplida, apuntan los expertos. La víctima tenía 22 años cuando fue violada en una discoteca de Milán por el delantero, que militaba entonces en el cuadro rossonero, y cinco amigos. Durante la investigación, cuatro de ellos abandonaron Italia y nunca fueron identificados por la justicia.
El brasileño de 37 años está sin equipo después de que en octubre de 2020 viese rescindida su vinculación con el Santos por dicho juicio. Según 'La Gazzetta', para el Tribunal Supremo fueron decisivas unas llamadas telefónicas en las que el futbolista relataba la noche de la violación: "Me río porque no me importa. La mujer estaba borracha. Ni siquiera sabe lo que pasó". La Corte de Apelación considera que el delantero "humilló brutalmente" a la víctima y desvió voluntariamente las investigaciones.