Primero pensó que le había roto un diente. Tras tomar antiinflamatorios y antibióticos, pero tras sufrir un dolor insoportable descubrió que tenía un tumor cerebral.
Es el caso de Lauren Brender, una joven natural de Sidney, quien un día mientras comía una pequeña gragea recubiertas de chocolate con leche, comenzó a sentir un dolor insoportable en su boca. Tenía 21 años y disfrutaba de sus últimos meses en Amsterdam tras vivir un año fuera de su país.
El dolor persistía y fue entonces cuando la derivaron al neurólogo. Le hicieron una resonancia magnética y, aunque con esteroides consiguió acabar con la dolencia, los resultados fueron demoledores para Lauren: padecía un tumor cerebral. Tenía una masa de tipo maligno cerca de la oreja derecha, según informa 7News.
Tras pensarlo mucho decidió someterse a una intervención para extirparlo. "Algunos dijeron que la ubicación del tumor dificultaba la extirpación y sugirieron esperar para ver si crecería, pero odiaba la idea de no hacer nada. Dos meses después, tuve una cirugía cerebral", confesó Lauren.
Dos meses después se encontraba fuera de peligro. Se marchó a Singapur y allí conoció a Grey, quien hoy, casi 15 años después, es su marido y padre de sus dos hijos.
Pero hace unos años, cuando asistió de nuevo a una resonancia magnética, le dijeron que el tumor había vuelto y que "había crecido". Volvió a someterse a cirugía y ahora, fuera de peligro, solo quiere disfrutar de su familia. Eso sí, agradecerá siempre haber comido las pequeñas grageas de chocolate y haber detectado el tumor a tiempo.