Una joven estadounidense, de 19 años, se enfrenta a cadena perpetua por matar a su agresor sexual, quien la vendió a otros individuos para tener relaciones sexuales, según The Washington Post.
Chrystul Kizer admitió haber disparado en la cabeza a su presunto agresor, Randall Volar, en junio del 2018 después de que, según ella, la drogara y violara en su domicilio. Tras matarlo, la joven de entonces 17 años incendió la casa, donde había cometido el crimen, para intentar deshacerse de las pruebas.
El hombre, que se encontraba en libertad bajo fianza, estaba acusado de abusar a una decena de niñas, incluida Kizer, y grabarlo en vídeo.
La chica, que ejercía como prostituta para costear su material escolar y alimentarse, conoció a Volar cuando tenía 16 años a través de un sitio web de publicidad de sexo. Desde ese momento, el hombre le habría obligado a tener relaciones sexuales con él y otros hombres en hoteles locales, más de una vez al día.
Su defensa defiende que Kizer debería ser absuelta. Algunas leyes de defensa afirmativa permiten a las víctimas de trata de personas ser absueltas de algunos delitos.
Sin embargo, la joven, que se enfrenta a múltiples cargos por delitos graves, no ejercía la prostitución en el momento del crimen por lo que la ley no contempla que su vida estuviese en peligro.
La joven está detenida bajo fianza. Su juicio está programado para febrero.