El presidente de EEUU, Joe Biden, corrió para llegar al escenario tras las palabras de Kamala Harris. Lo hizo para hacer un discurso integrador donde no faltaron referencias feministas, antirracistas, ecológicas. Biden ha querido lanzar un mensaje de unidad. Y de decencia. "El pueblo americano ha hablado, nos ha dado la mayor cantidad de votos: 74 millones". Y también a Trump con términos como verdad, decencia o sanar, como si EEUU, más fracturado que nunca hubiera pasado cuatro años de enfermedad. No parece sencillo, a la vista de la polarización de voto, que el enfermo vaya a curar pronto.
Biden ha reconocido que se siente humilde ante la esperanza que ha visto en las calles -ha obviado la tensión que hay en ellas- y ha pedido confianza a los 70 millones que han votado por Trump. Porque Biden es consciente de que la mitad del país no ha dado la espalda a Trump, con más votos que los que le hicieron presidente. Por eso Biden se ha esforzado en intentar hablar como el presidente de todos. "No veré estados rojos o azules sino Estados Unidos. Trabajaré humildemente para ganarme la confianza de todos vosotros. Hay que recuperar la clase media, la economía y hacer las paces. Es un honor asumir esta tarea". No lo tiene fácil con un Senado que estará a la contra y un Trump enfurecido con una base social incuestionable que se siente maltratada.
Biden se ha acordado de su familia, especialmente de su mujer, de sus nietos, que ha calificado como su corazón. "Soy el marido de Jill y no estaría aquí si no fuera por ella y por el amor de mi familia". Biden se ha acordado como no podía ser de otra forma de Kamala Harris, la primera mujer y negra en conseguir ese puesto, "mucho hemos tardado", ha señalado el presidente.
En su mensaje de unidad, en medio de la pelea a cara de perro que Trump va a proponer de aquí a enero, Biden se ha acordado en varias ocasiones de sus votantes. "Entiendo la frustración de los que votaron a Trump, pero vamos a darnos una oportunidad. Los opositores son compatriotas no enemigos. La biblia nos dice que hay un tiempo para cosechar, y otro para sembrar. Ahora es el tiempo para sanar América. Nuestro mandato es marchar al son de la decencia, la ciencia y la esperanza. Soy un orgulloso demócrata, pero gobernaré para todos los americanos, tenemos que colaborar entre nosotros".
Las referencias veladas a Trump han sido constantes con frases como "es hora de recuperar la decencia o tenemos que recuperar el alma de EEUU", aunque la más rotunda ha sido cuando declarado enérgicamente. "La ola de demonización debe acabar aquí y ahora, es la hora de la verdad, la decencia, la ciencia y la justicia". Tampoco se ha olvidado Biden de la pandemia que azota EEUU, que no causó tanto daño político a Trump como se esperaba. "Tenemos que controlar el covid. Nombraré un equipo de científicos y asesores para controlar la pandemia. No ahorraré esfuerzos para darle la vuelta".
Biden cree que EEUU vive ahora un punto de inflexión. "JFK descubrió una nueva frontera, Obama dijo sí podemos, todo el mundo mira a EEUU. Siempre he creído que EEUU es una palabra: oportunidades, para que todo el mundo llegue tan lejos como pueda, un país que no deje a nadie atrás, que nunca cede. Somos buena gente y nunca ha habido nada que no hayamos podido hacer si lo hacemos unidos". Biden se ha marcado como objetivos controlar el coronavirus, erradicar el racismo, apostar por la justicia social, y dar batalla para salvar el planeta. Biden se ha acordado de unas palabras de su abuela que siempre le llamó a propagar la fe. Y él la tiene aún en su país.