Niños acurrucados en el suelo bajo mantas de aluminio en habitaciones improvisadas y repletas. Son los miles de niños y adolescentes migrantes que siguen atrapados en la frontera entre México y Estados Unidos poniendo en crisis el Gobierno de Joe Biden.
Malviviendo en instalaciones hacinadas. Así están los menores que desde hace semanas tratan de entrar en EEUU procedentes de México y otros países de Centroamérica. La situación es insostenible y se ha convertido en todo un desafío para la administración Biden, que se comprometió a acabar con esta grave crisis humanitaria.
El número de menores que viajan solos y solicitan asilo en la frontera sur del país comenzó a aumentar a finales del año pasado, antes de que Biden asumiera la presidencia del país. Más de 4.200 menores no acompañados están siendo alojados en instalaciones de acogida a corto plazo, según publica la CBS News, y 3.000 han permanecidos en esas instalaciones por más de 72 horas, porque estos son espacios con condiciones similares a las de una cárcel y no apropiados para estancias de larga duración.
La Presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi definió la situación de "crisis humanitaria'', una frase que el gobierno de Biden ha evitado utilizar. Los republicanos en el Congreso han aprovechado para atacar a los demócratas calificando el aumento de de niños migrantes como "la crisis de Biden en la frontera."