Andrea Miranda es una influencer y periodista argentina de 34 años, especializada en vida sana. Andrea practica yoga, múltiples deportes y lleva una dieta equilibrada, además de contar con la pauta completa de vacunación contra el covid19. Pero, como cuenta en el diario argentino Clarín, nada de esto la sirvió para no contagiarse del coronavirus, dos veces en tan sólo 40 días.
Hace algo más de un mes Andrea había viajado a Río de Janeiro, de vacaciones, cuando comenzó a sentirse mal. Algo de tos y fiebre la pusieron en alerta y, tras comprar un test en la farmacia, confirmó que se había infectado. A partir de ahí se encontró un poco mejor y pasó los días de aislamiento encerrada en el hotel. Tras eso, pudo disfrutar de la playa, aunque afirma que algunos breves paseos, hacer algo de ejercicio o subir las escaleras del hotel eran esfuerzos suficientes para dejarla agotada.
A pesar de encontrarse un poco cansada, Andrea volvió a su vida normal en Argentina pero, a las pocas semanas regresó una vieja conocida: la tos. Andrea afirma que enseguida supo que había vuelto a infectarse, ya que esa extraña tos la recordaba la experiencia vivida hacía unas semanas en Brasil. Luego vino la fiebre y el dolor de cabeza y una nueva prueba PCR volvía confirmarlo: positivo. Probablemente esta segunda infección se trataba de la nueva variante ómicron. Lo que no esperaba Andrea es que esta segunda infección sería mucho peor.
Andrea se confinó en su casa y esperó volver a vivir la cuarentena como la había pasado hacía 40 días, pero enseguida comenzaron los problemas para respirar. "Tengo 34 años, soy resana, hago ejercicio, practico yoga, sé controlar mi respiración. Y se me iba de las manos, no se me llenaban los pulmones. Era algo que no había sentido nunca en mi vida: el ahogo, la falta de aire", recuerda angustiada en la entrevista con el diario argentino.
La sanidad argentina se encuentra colapsada por los ingresos por coronavirus, por lo que recomendaron a Andrea por teléfono no acudir a ningún hospital y tuvo que esperar en casa a que la atendieran. Afortunadamente, los médicos que la atendieron acertaron y su situación mejoró poco a poco sin necesidad de ser ingresada. "No podía dormir. Me dieron corticoides para abrir los pulmones. A partir de ahí seguía sin poder respirar pero oxigenaba bien. Dos días más tarde pude empezar a respirar más normal", cuenta la propia Andrea.
Según le contaron los médicos, Andrea sufrió una infección de las vías respiratorias y, al pasar tan poco tiempo entre una infección y la siguiente, sus pulmones no se habían repuesto del todo, por lo que la segunda infección la afectó mucho más y su capacidad para respirar se vio más afectada. Probablemente, las dos infecciones fueron de variantes distintas y Andrea da gracias a haber contado con la pauta vacunal completa: "No me imagino cómo me habría pegado sin la vacuna", afirma.