Cuando hace algo más de tres semanas, los casos de contagio por coronavirus empezaron a ascender en EEUU, Rachel Brummert decidió encerrarse en su casa de Charlotte, en Carolina del Norte.
Ella padece una enfermedad autoinmune y al ser considerada población de riesgo, entendió que lo mejor para su salud era aislarse del todo evitando así el contagio que le podría resultar mortal.
Desde ese día, no abandonaba su casa para nada. Incluso, su marido, se cambió de habitación y dormía en otro dormitorio. Rachel cumplía además de manera impecable con todas las medidas sanitarias de limpieza e higiene.
“De verdad pensaba que lo estaba haciendo todo bien”, cuenta la mujer a la cadena WCNC. Sin embargo, hace unos días, tras presentar síntomas de gripe, tos y malestar general acudió a hacerse la prueba del coronavirus. El resultado fue positivo.
Ahora Rachel, que pese a todo no ha tenido que ser ingresada, confiesa estar "completamente asustada" ya que es la vez que más enferma ha estado en toda su vida. "No es como una gripe, es un monstruo completamente diferente", afirma.
Sobre cómo ha podido contagiarse, esta estadounidense cree que debió ser al tocar sin guantes las bolsas de comida que una repartidora le trajo del supermercado. Es el único momento en el que recuerda haber podido bajar la guardia.