Es prácticamente un hecho que el actual presidente Donald Trump será reelegido para representar a su partido en las elecciones del 3 de noviembre, pero un osado republicano se atreve a desafiarlo. Se llama William F. Weld y seguramente poco o nada habrá escuchado hablar de él porque de momento solo ha conseguido un delegado frente a los 86 que lleva recogidos Trump. Los votantes de este Súper Martes encontrarán su nombre en las papeletas, porque sí, en el bando republicano hoy también se celebran primarias.
William, o Bill como se le conoce, no se ha dejado amedrentar hasta ahora a pesar de que tiene todo en su contra, empezando por su propio partido que no le está poniendo las cosas nada fáciles. Fue elegido fiscal general en 1982 por el expresidente Ronald Reagan y en los noventa se unió al lado menos conservador de los republicanos.
Bill también fue gobernador de Massachusetts y en 2008 apoyó al expresidente Barack Obama, algo que su partido nunca le ha perdonado. Se presenta como una voz para los moderados alienados, y su mayor desafío no solo es ganar estas primarias, sino tener dinero para seguir intentándolo y conseguir al menos un número decente de delegados.
Si entre los demócratas este reparto es proporcional al número de votos conseguidos en cada estado, en el bando republicano la asignación de delegados es mucho más sencilla. Quien consiga mayor número de votos en un estado se lleva todo el pastel, así de fácil.
Hoy se juegan 785 delegados en 13 estados, un 30% de los 2.550 que se eligen en total. En este caso, la victoria antes de llegar a la Convención Republicana se traduce en conseguir más de 1.276 delegados, pero esto es una mera formalidad porque nadie alcanzará ese número excepto Donald Trump.
Aunque se trata de una institución fundamentalmente demócrata, los republicanos también tienen superdelegados. En este caso, señalan algunos expertos, su papel es mucho más democrático que en el bando demócrata. Si estos superelegidos tienen que entrar en escena, su apoyo no será independiente, es decir, no son ellos quienes deciden a quien votar. Los superdelegados republicanos están obligados a dar apoyo al candidato que ganó en el estado que representan, y respetar así la decisión de los votantes.
Claramente no será necesario recurrir a ellos porque aquí ya están todas las cartas echadas, pero existir existen y representan un 7% de los votos totales de la convención, unos 123 miembros.
Hoy los republicanos están llamados a las urnas en 13 estados y aquí las joyas de la corona vuelven a ser California (172 delegados) y Texas (155). Entre los electores del bando rojo hoy no votarán ni los que viven al exterior, ni los que se encuentran en la Samoa Americana (que lo harán el 24 de marzo) o en Virginia, donde el partido ha cancelado las primarias en una muestra, aún mayor, de su respaldo a Donald Trump.
También se han cancelado las primarias en Kansas, Alaska, Carolina del Sur, Arizona y Nevada, así que, si Weld lo tiene difícil fuera y dentro de su partido, sus escasas oportunidades de mostrarse ante los votantes no ayudan en absoluto.