La invasión rusa de Ucrania cumple este lunes cinco días en medio de imágenes de gran destrucción, muertes y familias separadas. Los datos de ACNUR recogen que más de 500.000 personas han cruzado las fronteras hacia sus países vecinos huyendo de la guerra, principalmente a Polonia. Los medios de comunicación presentes en el terreno hablan de un auténtico drama migratorio.
Anastasia, una voluntaria ucraniana en Polonia, tiene a toda su familia en Kiev. La joven ha explicado en El Programa de Ana Rosa que vive una situación límite: "Lo que más me preocupa es que la gente no puede salir. Están sin comunicación y los puentes están explotados. Durante el camino están disparando a los coches que vienen con familias y niños, eso es lo más doloroso".
La mujer comenta "haber perdido la esperanza de ver pronto a su familia porque están escondidos en los subterráneos de la capital ucraniana y solo salen para comprar algo de comida o cargar el teléfono, si es posible".
Los refugiados que cruzan la frontera con Polonia o Rumanía, entre otros países, llegan abatidos. En su mayoría son mujeres y niños, ya que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha prohibido a los hombres en edad de combatir que abandonen el país para que hagan frente a la movilización rusa. Además, según los informes, algunos ciudadanos ucranianos que llevan años fuera de su país están regresando para combatir contra el Ejército ruso.
Una familia de Leópolis ha llegado este sábado a Girona desde Cracovia. Uliana Kovalchyk, madre de tres hijos, cuenta que el mismo día que empezó el ataque ruso salieron de su ciudad. Tuvieron suerte porque compraron los billetes muy rápido. Viajaron a Polonia en autobús y el trayecto duró 16 horas. Estuvieron siete horas en la frontera y, desde allí, un grupo de bomberos les dio comida y un sitio donde dormir antes de coger el vuelo a España.
La madre tiene 32 años. Junto a ella se encuentran Solomia, una niña de seis años, Olecsi, un niño de ocho años y Yaroslav, de 11 años. También está la abuela de la familia, Sofía, de 75 años: se operó de la vista y justo el día 16 tenía revisión en el médico, por suerte en el momento de la invasión rusa estaba ya en Cataluña, hoy tenía el vuelo de regreso a Ucrania.
El padre de los niños y el abuelo se han quedado en Ucrania para combatir. El padre tiene 42 años y es coronel y bombero. Según explica Kovalchyk, cada dos por tres suena la alarma antiaérea y se tienen que refugiar, según le han explicado. De momento en Leópolis no han habido combates, pero se están preparando.
Natasha Ivzhenko, una mujer ucraniana, ha decidido no salir del país. Tras el inicio de la guerra, preparó las maletas, cogió a sus dos hijos y se marchó a un pueblo escondido a muchos kilómetros de Kiev. Desde la distancia escucha los bombardeos y los disparos, según explica en El Programa de Ana Rosa.
"Si hay que luchar, lucharemos", comenta la mujer, que rompe a llorar desconsoladamente al confesar que se quedará en su país con su familia. "No voy a huir de mi patria, voy a luchar por la libertad y por mi pueblo", añade.
La mujer confiesa que "no se les puede maquillar la realidad" a sus hijos. "Mi hija mayor tiene 12 años, ve la televisión, las noticias, las redes sociales y lo entiende todo. El pequeño también lo entiende, tiene 7 años y entiende que es la invasión de nuestro vecino", detalla Natasha, que admite que no esperaba que el conflicto fuera tan grande. "Si quieren luchar, lucharemos. Para mí lo peor de la vida es despertarme mañana con un pasaporte ruso", concluye.