El canciller venezolano, Jorge Arreaza ha confirmado que Juan Guaidó está "refugiado" en la Embajada de Francia en Caracas en una entrevista a Unión Radio. De esta manera se confirman los rumores incesantes en las últimas semanas sobre el paradero del líder político venezolano y reconocido como Presidente Encargado de Venezuela por la comunidad internacional.
Arreaza ha asegurado que Guaidó “está en deuda con la justicia”. “El gobierno francés sabe la posición del gobierno venezolano y todos los días le hacemos los reclamos formales”.
La rumorología sobre el paradero de Juan Guaidó lleva haciendo de las suyas en Venezuela desde la frustrada Operación Gedeón, el intento de incursión marítima a cargo de un grupo de mercenarios para secuestrar y asesinar a Maduro, con la participación de la oposición venezolana, incluido el propio Guaidó.
En aquel momento, y en pleno confinamiento obligatorio en el país caribeño, comenzaron los rumores de que el líder opositor podría estar refugiado en la Embajada de Francia temiendo una orden de aprehensión por parte de la Fiscalía venezolana.
Esa orden ni se dio en su momento, ni se ha dado a día de hoy; aunque sí pesa una resolución de búsqueda y captura sobre los principales asesores de Guaidó, Sergio Vergara y J.J Rendón, ambos directamente involucrados en la incursión mercenaria y destituidos de sus cargos en el Comité de Estrategia del líder opositor.
El responsable de la cartera de exteriores venezolano también se refirió a Leopoldo López, refugiado en calidad de invitado en la Embajada de España desde el fallido intento de golpe de estado del 30 de abril de 2019; y aseguró que López “sigue conspirando desde la Embajada de España; él tomó decisiones para llevar adelante la Operación Gedeón, él es el jefe de Guaidó, son graves violaciones”.
Arreaza se refirió a ambos como “prófugos de la justicia” y pidió a los dos gobiernos, el español y el francés, que “rectifiquen” y se los entreguen a la justicia venezolana. Señaló además que la situación era una “vergüenza para la diplomacia de España y Francia”.
Los rumores sobre la estadía de Juan Guaidó en la sede diplomática gala se acrecentaron a mediados de mayo cuando el Embajador francés en Caracas, Romain Nadal, que además ha manifestado públicamente su apoyo a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, denunció que la Embajada se encontraba cercada por efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) y que les habían cortado el suministro de agua potable, gas y electricidad desde hace días.
Por su parte, el líder de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, alentó esos rumores cuando en su famoso programa televisivo, “Con el mazo dando”, aseguró que Guaidó “ya escogió la Embajada donde quiere irse, es europea; él sabe de lo que estoy hablando, ya que mandó unas maletas. ¿Qué tendrán esas maletas?”, dijo el número dos del chavismo.
Y durante las últimas semanas tanto Cabello como el propio Nicolás Maduro se han referido a Juan Guaidó en varias alocuciones como “prófugo de la justicia” insinuando una posible captura del líder opositor en caso de aparecer públicamente. Maduro dio un paso más en la polémica y la duda respecto a la Embajada francesa el pasado martes, asegurando directamente en una de sus intervenciones públicas que Guaidó estaba escondido en una sede diplomática.
El propio Guaidó no tardó en responderle negándolo a través de su cuenta de Twitter, y hasta el momento ni él mismo ni nadie de su entorno habrían tomado en serio estas acusaciones.
Y lo cierto es que desde hace más de un mes, todas las intervenciones del líder opositor son a través de sus redes sociales y siempre en un espacio interior con el fondo de una pared blanca, un escenario completamente neutro que podría ser cualquier ubicación, pero desde luego no un espacio público; y eso a pesar de que la cuarentena obligatoria en Venezuela se ha flexibilizado en los últimos días y no sería disparatado ver a Guaidó desmintiendo los rumores sobre su paradero si apareciese en la calle, por ejemplo, atendiendo cualquiera de las múltiples demandas actuales del pueblo venezolano como la escasez de agua o las largas colas que sufren a diario para surtirse de gasolina.
El pasado martes 2 de junio, el gobierno de Nicolás Maduro y representantes de Juan Guaidó llegaron a un acuerdo importante (y muy simbólico) para luchar contra el coronavirus en Venezuela a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que gestionará 10 millones de dólares para combatir la COVID-19.
El acuerdo indica que “ambas partes proponen trabajar coordinadamente”, con apoyo de la OPS, “en la búsqueda de recursos financieros que contribuyan al fortalecimiento de las capacidades de respuesta del país frente al nuevo coronavirus” No precisa montos y tampoco condiciones para su ejecución”; y supuso un avance cualitativo sorprendente en lo que a entendimiento entre las partes se refiere, incapaces de llegar a cualquier tipo de consenso en su historia reciente.
El canciller Jorge Arreaza se refirió también a este acuerdo a través de su cuenta de Twitter respondiendo a la ministra Arancha González Laya que aseguró que España había transferido a la OPS activos venezolanos congelados en al país. Arreaza saludó la buena disposición de España para cooperar con el convenio y que se haya logrado, dijo, “garantizar el patrimonio de los venezolanos para la atención integral del Covid-19”.