En la isla griega de Eubea el fuego acosa a residentes y turistas. Los incendios duran ya una semana en la que han arrasado con miles de hectáreas. Los habitantes tratan de crear zonas de contencion de fuego y así proteger sus casas, aunque miles de ellos han tenido que ser evacuados.
Como las llamas no se han extinguido, todavía no se puede calcular cuántas casas han sido destruidas y cuántos miles de hectáreas de bosque han sido quemadas. Ya son 600 bomberos los que, junto a la asistencia europea, intentan combatir las llamas aun sin éxito. Más de 2.000 residentes han sido evacuados en ferri en la última semana y para la próxima se pronostica una subida de temperaturas y, como consecuencia, riesgo de nuevos incendios.
"Estamos ayudando todo lo que podemos. Intentamos salvar nuestros pueblos, nuestras casas. La situación está fuera de control, lo puedes ver por ti mismo. Todo el mundo está en la calle, nadie duerme ni de día ni de noche", ha contado voluntario a los medios.
El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, se solidarizó con los miles de afectados por los incendios y, además de prometer supervisar la gestión de los servicios de emergencia. También pidió disculpas ante las quejas de los habitantes de Eubea.
"Soy el primero en pedir disculpas por cualquier debilidad. Comprendo perfectamente el dolor de nuestros conciudadanos que han visto cómo se quemaban sus casas o sus bienes. Cualquier error será identificado y se exigirán responsabilidades"
Los habitantes de la zona dicen que en algún momento el fuego se apagará, cuando ya no quede nada más que quemar. Después de una semana de lucha contra las llamas, muchos ya están sufriendo por lo que viene después del incendio.
El alcance de los incendios forestales en Eubea, la segunda isla más grande de Grecia, es cada vez mayor. Es el único territorio donde aun, las llamas no se han extinguido. Llamas que envuelven bosques y hogares, y que ya han quemado miles de hectáreas.
Los incendios han dejado a las personas sin casas, sin estructuras, pero también lo sufren las cigüeñas que migran a África y ahora se desorientan por el humo y se estrellan contra los postes eléctricos. Así, mueren electrocutadas. Las tortugas también corren peligro. Pueden llegar a inhalar humo, y en ese caso, se queman internamente, dejan de comer y mueren.