El exmando del Ejército Ricardo Álvarez-Espejo no ve al presidente ruso, Vladímir Putin, capaz de propiciar una crisis nuclear, pero sí un "conflicto limitado" con la OTAN, y cree que "lo más probable" es que Rusia se consolide en Lugansk, Donetsk y Crimea y logre un cambio de régimen en Kiev.
Así lo ha vaticinado el teniente general en la reserva y exinspector general del Ejército Ricardo Álvarez-Espejo, que a lo largo de su carrera ha participado en varias operaciones militares internacionales, en una conferencia en el Círculo Ecuestre de Barcelona para analizar la invasión rusa de Ucrania y las consecuencias que este conflicto pueda tener en Europa.
El exmando del Ejército ha asegurado que no ve a Putin "capaz" de propiciar una escalada que pueda derivar en una crisis nuclear, porque no se sabe nunca cómo podría acabar, y se ha mostrado convencido de que el presidente ruso se va a pensar "muy mucho" provocar una intervención de la OTAN, ya que podría comportar una escalada nuclear.
No obstante, ha advertido de que si Putin se ve "muy acorralado" podría buscar un "conflicto limitado" con la OTAN. En su conferencia, Álvarez-Espejo ha indicado que "lo más probable" es que, debido a su superioridad militar, Rusia acabe consolidando y ampliando su poder en las tres regiones de Lugansk, Donetsk y Crimea, que cierre su salida al mar Negro y que propicie un cambio de régimen en Kiev.
Según Álvarez-Espejo, lo habitual en una guerra es que para entrar en una ciudad se tenga que destruir, sobre todo si desde el interior hay resistencia, como ocurre ahora en Ucrania, aunque consolidar la invasión no elimina el riesgo de que se mantenga una insurgencia en el territorio ocupado militarmente.
Pese a la superioridad militar rusa -su ejército tiene 850.000 soltados, y de ellos 150.000 combaten en Ucrania, que cuenta con 200.000 soldados-, el avance de las tropas de Putin es "más lento" de lo previsto, y el conflicto se está "empantanando", según el experto, que cree que Rusia tendrá que incrementar sus efectivos en la zona de conflicto, sin abandonar el control interno en su país.
Según Álvarez-Espejo, Putin no es un dirigente "comunista", como se le presenta en algunos sectores, sino que encarna un liderazgo "nacionalista, imperialista o zarista", después de que durante años Rusia se ha sentido "agraviada" y "ninguneada" por Occidente en los múltiples conflictos que ha habido tras la caída del Pacto de Varsovia.
En opinión del experto militar, el futuro de Europa será "complicado" si Putin mantiene el poder en Rusia tras la invasión de Ucrania, ya que será un "foco de inestabilidad y de inseguridad constante" y será "muy difícil" mantener relaciones futuras con esta potencia si no hay un cambio en su liderazgo.
A su juicio, durante los últimos años ha habido en Europa y en otras partes del mundo muchas personas "cautivadas" por la figura de Putin, a quien reconocían su perfil autoritario, con una visión estratégica y las ideas claras, en detrimento de algunos dirigentes de países democráticos que generaban rechazo.
No obstante, ha indicado que al final se ha demostrado la importancia de que, como ocurre en las democracias, haya poderes y controles capaces de limitar la actuación de una persona. "Todos aquellos cautivados por la figura de Putin tienen que reflexionar sobre estos personajes autoritarios que en un momento dado se creen investidos de una verdad geoestratégica superior a la del resto de humanos y que gobiernan para sí mismos y no en beneficio de los ciudadanos", ha argumentado.
Para Álvarez-Espejo, países como China, Israel y Turquía pueden jugar un papel clave como mediadores en este conflicto, mientras que "enemigos irreconciliables" para Estados Unidos, como Irán o Venezuela, pueden convertirse en determinantes para el suministro de petróleo a Occidente, en detrimento de Rusia.
Sobre el papel de Europa, ha indicado que si bien hace años tocaban "el arpa", ahora se ha empezado a reconocer la necesidad de la venta de armamento, si bien será la UE la "gran perjudicada" de esta guerra, por su dependencia energética.
Otra cosa ocurre con España, ha puntualizado, ya que no es un país que necesite los suministros energéticos de Rusia y además se puede beneficiar ahora de su situación estratégica como puente de unión para la llegada del gas y el petróleo de África a Europa, así como para sacar rendimiento a sus plantas de producción para convertir gas licuado en gas. También ha apuntado que España debería optar por la "real política" y prolongar la vida de las centrales nucleares, sin desatender a las energías renovables, porque son el futuro.