La orden de Vladímir Putin de activar las fuerzas disuasorias rusas ha hecho sonar las alarmas a nivel global. Los expertos en seguridad advierten de que un conflicto nuclear podría conllevar consecuencias muy negativas para el planeta. Un grupo de investigadores de la Universidad de Princeton, Estados Unidos, ha desarrollado una simulación denominada 'Plan A que muestra la devastación que causaría una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia: en cuestión de horas habría 34 millones de muertos y más de 57 millones de heridos.
Los creadores de la simulación destacan en su página web: "El riesgo de una guerra nuclear ha aumentado dramáticamente en los últimos dos años a medida que Estados Unidos y Rusia han abandonado los tratados de control de armas nucleares. Ambos comenzaron a desarrollar nuevos tipos de este armamento y ampliaron las circunstancias en las que las podrían usar". El objetivo de la investigación es mostrar las consecuencias potencialmente catastróficas de los actuales planes de guerra nuclear de estos países.
El 'Plan A' muestra el desencadenante del conflicto en el este de Europa, donde se produciría un ataque. No se habla de Ucrania y tampoco se especifica el tipo de conflicto que desata esta guerra nuclear. Los analistas presentan su hipótesis de trabajo enmarcada en un conflicto de origen convencional y se desarrolla en cuatro fases -que están explicadas en un vídeo de cuatro minutos-. Imágenes parecidas a un videojuego que podrían ser muy reales.
Rusia daría el primer paso, según la simulación, en medio de un conflicto armado convencional en el este de Europa, y ante el avance de las fuerzas de la OTAN. Se trataría de un ataque táctico de advertencia desde una base militar de Kaliningrado a una base de la Alianza Atlántica en Europa. La OTAN, entonces, responde a Rusia con un ataque nuclear aéreo.
Una vez se ha superado la barrera de la escala nuclear, el conflicto entraría en una fase de guerra atómica táctica en toda Europa. Rusia lanza 300 cabezas nucleares -de sus más de 6.000- junto a misiles de corto alcance contra bases de la OTAN en Europa y contra las fuerzas aliadas que esten en el escenario bélico en el continente.
La Alianza Atlántica lanzaría el contraataque con 180 cabezas nucleares en bases rusas y posiciones enemigas. Apenas habrían pasado tres horas desde la primera explosion atómica y los muertos para entonces ya serían más de 2,5 millones.
Europa quedaría destruida. La OTAN planearía su siguiente movimiento contra las fuerzas y bases rusas: lanzar un ataque con 600 cabezas nucleares mediante bombarderos, submarinos nucleares y desde los silos de misiles intercontinentales de largo alcance, ubicados en Estados Unidos.
Rusia trataría de no perder el control de sus sistemas de armamento. Ante la llegada de bombas, lanzaría una alerta para reaccionar y lanzar misiles desde sus propios silos, desde plataformas móviles en tierra y desde submarinos. Esta tercera fase dura 45 minutos y registra 3,5 millones de muertos de forma inmediata.
Tanto Rusia como la OTAN, con el objetivo de inhibir cualquier posibilidad de recuperación de la otra parte, lanzarían en una cuarta fase ataques nucleares definitivos contra las 30 principales ciudades y centros financieros de su adversario.
En este caso, se emplean entre cinco y 10 cabezas nucleares por ciudad, dependiendo de la población de la localidad. El resultado del ataque sería más de 85 millones de muertos en 45 minutos. Así, en menos de cinco horas habría 91,5 millones de víctimas.
La simulación de la Universidad de Priceton se basa en evaluaciones independientes de las posiciones de las fuerzas estadounidenses y rusas desde hace unos tres años, así como en los planes de guerra nuclear y objetivos de armamento de ambos países. Se utilizaron los datos sobre las armas nucleares de estas potencias en 2019.
Los investigadores analizaron el rendimiento de las armas nucleares sobre los posibles objetivos y el orden de batalla, es decir, qué armas se lanzarían a qué objetivos, en qué orden y en qué fase de la guerra para mostrar la evolución de el conflicto nuclear. Las muertes resultantes en cada fase se determinan con la base NUKEMAP, una plataforma online que calcula el efecto de las armas nucleares. Los fallecimientos se vinculan a explosiones nucleares, ya que el número sería mayor si se tiene en cuenta la posterior lluvia radiactiva.