La invasión de Rusia a Ucrania ya deja 1.2 millones de refugiados ucranianos, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Casi la mitad, medio millón, son niños y niñas. Es un movimiento infantil obligado que ya se conoce como el éxodo de los peluches. Los niños reciben juguetes a su llegada a los países vecinos a pie o en vehículo.
La guerra ha provocado la muerte de al menos 17 niños en Ucrania, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. También ha señalado que al menos 30 han resultado heridos y “más de 350.000 no tienen la posibilidad de seguir estudiando”.
En esta línea, ha cifrado en 750 los colegios dañados por los disparos y explosiones. Uno de los últimos estaba ubicado en la ciudad de Chernígov. Una estudiante ha grabado las consecuencias de un bombardeo ruso, en el que han muerto 47 personas. La zona civil afectada por los proyectiles era residencial. Las autoridades han asegurado que más de 2.000 civiles han muerto desde el inicio de la invasión.
Los sanitarios del hospital Pediátrico de Okhmadet han trasladado a los niños a un refugio subterráneo. Muchos padecen cáncer. Los medicamentos y alimentos se van agotando con el paso de los días. Junto a los pequeños están sus madres, los padres están obligados a luchar por estar en edad militar.
En el refugio de un hospital de Chernígov, una madre ha pedido ayuda. Su hijo, paciente oncológico, está en la última fase de tratamiento y necesita terminarla. Algunos tratamientos han quedado interrumpidos, los sanitarios han asegurado que de seguir así algunos niños morirán.