Llegar al aeropuerto de Kabul, lugar en el que miles de afganos han depositado su esperanza como única vía para escapar desesperadamenteescapardesesperadamente del país, se ha convertido en algo cada vez más difícil y peligroso. Con el control en su poder y erigiéndose como la autoridad, fusil en mano, los talibanes niegan ahora el acceso y complican ese objetivo con aún más controles.
La historia de Fayaz, un joven afgano que sí ha conseguido escapar de allí da cuenta de la gravedad de la situación y la dificultad para huir de ella. Afortunadamente, hoy mismo podrá reencontrarse también con algunos familiares que, como él, han logrado escapar del infierno de Kabul.
“Voy a comprarles ropa porque han venido empapados de agua sucia”, cuenta. Y es que hace unos días le mandaban unos vídeos en los que se aprecia como, con escasez de agua, entre la multitud y al sol, esperaban su oportunidad para escapar de la capital afgana.
Los militares conseguiron localizarlos y, en una compleja operación, rescatarlos y ponerlos a salvo dentro del aeropuerto. Subirse hasta el A400M de transporte del Ejército del Aire era una auténtica odisea, pero pese a ello, como prueban las imágenes que registraban el instante, se encontraba con su capacidad al completo; al máximo para traer contrarreloj al mayor número de evacuadas posibles.
Ayer aterrizaba en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, la familia de Fayaz: su madre, sus tres hermanos y un cuñado. Ahora, sueña con poder comenzar una nueva vida con ellos en Galicia.