Victoria, una enfermera ucraniana, ha llenado de familiares su pequeño piso en Madrid. Han pasado de ser cinco en casa a ser diez en sus 60 metros cuadrados después de que lograsen escapar de la guerra
“Duermen ahora dos niños arriba y dos sobrinos abajo”, cuenta, señalando a la litera de un dormitorio, mientras explica que en el salón están su hija y su madre.
Su hermana, por su parte, relatando el pánico a la guerrapánicoguerra y la invasión rusainvasiónrusa en Ucrania, cuenta que oyeron aviones volando bajo y fue el momento en que dijeron: ‘Tenemos que huir ya’.
Dejando atrás todas sus pertenencias, –sin nada–, llegaron la madre de Victoria, su hija mayor y su hermana con sus dos sobrinos.
“Tengo que mantener cinco bocas más”, cuenta Victoria a Informativos Telecinco, señalando la difícil situación.
Lo que no sabía es que sus compañeros del Hospital Severo Ochoa se iban a volcar con ella: “El siguiente día ya tenía diez sacos: la ropa, el sobre con dinero…”
“Todo lo que ella necesite… seguiremos ayudándole”, cuenta una compañera.
Ahora, Victoria tiene que escolarizar a sus sobrinos y buscar trabajo para su hermana. Comienza una nueva vida para ellos; un día a día muy complicado, pero por fin juntos y sobre todo a salvo.