Areema Nasreen, una enfermera del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido de sólo 36 años ha muerto a causa del COVID-19, en el hospital Walsall Manor, en la ciudad británica de West Midlands, después de pasar varias semanas ayudando a más de un centenar de pacientes contagiados por el nuevo coronavirus. La joven madre ha dejado huérfanos a tres pequeños.
Nasreen, que llevaba más de 16 años trabajando para el sistema de salud del país, fue diagnosticada con el coronavirus el 23 de marzo, hace apenas dos semanas. Informó a los médicos de que no tenía problemas de salud previos y su familia la describió como “saludable”. A los pocos días comenzó a sufrir fiebre, dolores por todo el cuerpo y tos, por lo que tuvo que ser conectada a un ventilador mecánico en el mismo hospital en el que trabajaba.
“Las personas no se están tomando esto lo suficientemente en serio. Ella es joven, no solo los adultos mayores están en riesgo”, dijo su hermana, Kazeema Nasreen, de 22 años, antes de su muerte. “Quiero que todos sepan cuán peligroso es esto”, añadió en declaraciones a The Independent.
Tras varios días de lucha y pese a los esfuerzos de sus compañeros de profesión, la enfermera falleció el pasado jueves en la UCI. «Estoy tan agradecida de haber tenido el honor de llamarla "mi mejor amiga", ella me vio en mi mejor momento y en el peor y aceptó todos mis defectos», ha escrito una compañera de Nasreen en su cuenta personal de Facebook.
Sus colegas de trabajo y amigos la recuerdan en las redes sociales como una persona cariñosa, genuina y dedicada a su trabajo. “Siempre iba más allá con cada paciente”, relatan.
El Reino Unido ha registrado en las últimas 24 horas al menos 708 fallecidos por coronavirus, un nuevo récord diario que eleva la cifra provisional de víctimas de esta pandemia por el virus Covid-19 hasta las 4.313 defunciones.