Una sonriente Meghan Markle pasea por las calles de Vancouver llevando en el portabebé al pequeño Archie y con sus dos perros de la mano. Horas después, y tras cumplir con uno de sus compromisos reales en Londres, Harry aterriza en el aeropuerto canadiense. Los Duques de Sussex están preparados para comenzar su nueva vida en el país norteamericano.
Dos oficiales de protección real acompañaron en su paseo matutino a Meghan. Lo hizo por el Parque Regional Horth Hill, cerca de la opulenta mansión de 10 millones de libras (más de 11 millones de euros) de la isla de Vancouver, la misma que han usado desde el Día de Acción de Gracias, el año pasado, según publica dailymail.
Meghan peleaba por mantener, en una mano, las correas de su Labrador Oz negro y su Beagle, mientras que con la otra se preocupaba por sujetar a su hijo, Archie, de ocho meses, que no mantenía del todo el equilibrio en el portabebé. Durante todo el paseo, la que fuera actriz de Suits estuvo acompañada por dos guardaespaldas, a quienes sonrió y habló.
Pocas horas después, Harry se reunía con su familia, en la vivienda donde han pasado la mayor parte de los últimos dos meses y donde comenzarán su nueva vida alejados de la Corona Británica. Mantuvo reuniones matutinas con el primer ministro Boris Johnson y varios jefes de estado en la Cumbre de Inversión Reino Unido-África en Greenwich y en cuanto finalizó sus compromisos tomó un vuelo hacía su nuevo país de residencia. La nueva vida de los Duques de Sussex ha comenzado.