La diseñadora de moda ucraniana Katia Lange ha reconvertido sus talleres de Ucrania. Hasta hace un mes de ellos salían prendas estilizadas para lucir en pasarelas, ahora se confeccionan los tejidos para chalecos antibalas y otras prendas militares. Lo cuenta con pena al mismo tiempo que con orgullo desde Barcelona, donde ha acudido tras huir de su país por la guerra.
"Todos los talleres se han reconvertido para ayudar al ejército ucraniano. Hay mucha falta de chalecos antibalas y mochilas", explica. Los restos de tela que había en los locales también los ha donado para fabricar redes de camuflaje. Según sus palabras, toda ayuda es poca para el país que ha tenido que abandonar.
Aún recuerda con miedo los primeros ataques de las tropas de Rusia. "El día 24 de febrero, me levanté a las cuatro de la mañana con un bombardeo increíble", relata. Por aquellos días, ella estaba en Ucrania recogiendo su última colección de moda. Sorprendida por la ofensiva, explica que la primera fase que experimentó fue de "shock y luego llegó el pánico".
Sin pensarlo, el quinto día de guerra tomó la decisión de escapar del país. Lo hizo a pie a través de la frontera con Rumania. Atrás dejó a su familia. Apenas le dio tiempo para meter en la maleta algunas prendas de sus diseños. Ahora están colgadas en la Ciudad Condal, preparadas para la pasarela 080 Barcelona Fashion. “El mensaje de mi colección es básicamente ‘tierra y paz’”, dice con una sonrisa.